Literatura infantil.Cuentos del jardín. Cleo: el caracol curioso.La luna coqueta

  Cleo:  el caracol curioso  

La primavera llega apurada en medio de vientos y soles tibios. El jardín la recibe como siempre. Flores, trinos, perfumes  le dan forma y belleza.
Escondido detrás de un ladrillo, Cleo siente el peso de su caparazón.
- Ya es hora de que dé mis primeros pasos- 
Se abre cuan largo es, estirando su cuello con antenas.
-¡Qué lindo sol!¡Ay, que la brisa me hace cosquillas! ¡Qué verde y jugoso es todo!¡Siento ganas de comer! ¡Hum!-
Lucía y Mateo también están felices luego del encierro del invierno, el jardín los llamó temprano.
-¿Vamos a jugar a la escondida?-
-Sí, yo cuento y vos te escondés-
Cuando escucha el primer número cantado, Mateo corre detrás del árbol, debajo de este estaba Cleo y su ladrillo.
-Lucía,encontré un caracol, vení-
El caracol que nunca había visto niños se refugió en su caparazón.
-Dale Mateo vamos a cantar la canción que aprendimos en "Gente Menuda", así sale.
" Caracol, col col
saca los cuernos
para el sol
para hoy para mañana
para toda la semana"
La alegría del canto, las voces de los niños, llaman la atención de Cleo. La curiosidad vence su miedo y vuelve a salir.
Los niños aplauden.
-¡Viva!¡Viva!
Mateo inquieto como siempre roza los cuernos con una plumita de paloma.
Cleo siente tal susto que se mete enseguida en su casita. Le laten aún las antenas.
-Nunca, nunca más quiero ver a esos gigantes revoltosos-
-Viste. Se escondió, pobrecito.-
-Vamos a cantarle de nuevo-
" Caracol, caracolito
no te enojes tan prontito
anda sale de tu casa
tan solo por un ratito.
Caracol caracolito
que somo tus amiguitos."
Cleo esta vez no se dejó llevar. Las antenas tenían aún pelusa de la pluma.
Los niños se aburrieron al fin  y se fueron a contemplar la mariposa blanca.
El caracol espero sentir el rocío de la noche y disfrutó del jardín bajo la luna.

   La luna coqueta 

Cuando la luna se adornaba con polvo de estrella, pasó un cometa iluminando el vacío misterioso.
-Hola gordi-
-Hola- respondió en medio de su ahogo y aturdida entre el polvo rojo que el cometa dejaba.
 Tosió y de inmediato sacudió semejante vestido.
 Con esmero revisó cada superficie hasta que todo volvió al  blanco luminoso.
-Ahora sí todo está en orden.- 
Pero algo la molestaba.
-¿Cómo me llamó? ¿Escuché gordi?-
Fue en busca del eco de sus cráteres y siempre lo mismo-"Hola gordi. Hola gordi-"
-¿Qué se ha creído, gorda yo?-
Impaciente esperó su vuelta por la tierra, las lagunas, los charcos hasta los aljibes siempre le servían de espejo.
El aljibe fue el primero y reflejó una cara redonda que la disgustó.
-Es por el brocal, como es redondo todo lo redondea- 
Ya no miró en lagunas ni charcos. 
Espero al río que era su amigo y siempre jugaba a derramar plata en sus ondas.
El río estaba en un remanso. Había viajado mucho desde las nacientes y necesitaba un descanso. Se quedó quietito en una siesta sin viento.
Cuando se asomó la luna, su grito lo sobresaltó.
-¡Es cierto!.¡ Estoy gorda-!
Y su hermosa sonrisa se diluía en las aguas sin destellos de plata.
El río desperezándose la consoló.
-Estás hermosa. como siempre. Vamos que me corro un poquito y jugamos a las ondas de plata-
Pero la luna insistía:- ¡Qué cara más redonda! Tú nunca serás redondo como yo ¿Qué debo hacer-
-Cada uno es como es. Yo voy cambiando porque llevo el caminar en mi destino. El tuyo es la luz que nos regalas.¿ Cómo puedes ser tan tonta?-
Pero la luna ya no le escuchaba.
-Ya sé, ya sé, las sombras pueden ayudarme.-
Todos se estremecieron al oírla, porque lo que las sombras se llevan, nunca, nunca lo devuelven.
Hizo sordos sus oídos a los consejos  y las llamó solo pensando en que resolvería su problema.
Las sombras llegaron de inmediato.
-Un poquito aquí, otro de este lado. Para igualar a la derecha lo mismo-
Las sombras devoraban con avidez. 
Cuando la luna gritó,"- ¡Basta!-", su voz salió del gris y no se la veía perdida  en la oscuridad. 
El sol se enojó mucho con la luna, pero más con las sombras.
- Bien sabéis que nadie puede cambiar la forma que Madre Naturaleza dio en los orígenes- 
-Ella lo pidió- Le contestaron
-Si no deshacéis lo hecho declaro la guerra-
Frente a este lío Madre Naturaleza les concedió a los todos parte de lo pedido: Las sombras la tendrían un tiempo y el sol otro.La luna cambiaría cada semana su forma.
La luna aprendió que la belleza está en el amor. Por este se aparece de día, pálida, nunca plena pero presente para los que la aman.
Cuando se completa se la ve ,más hermosa que nunca coloreada por el sol en su beso. 

El casamiento de los lagartos

 Inspirado en el poema de Federico García Lorca

El lagarto está llorando 
El lagarto está llorando.
La lagarta está llorando.
El lagarto y la lagarta
con delantaritos blancos.
Han perdido sin querer
su anillo de desposados.
¡Ay, su anillito de plomo,
ay, su anillito plomado!
Un cielo grande y sin gente
monta en su globo a los pájaros.
El sol, capitán redondo,
lleva un chaleco de raso.
¡Miradlos qué viejos son!
¡Qué viejos son los lagartos!
¡Ay cómo lloran y lloran.
¡ay! ¡ay!, cómo están llorando!


                    

Celeste y Juancho vivían, como todos los lagartos en los lugares secretos del jardín. Mientras jugaban a la hora de la siesta, buscando caracoles, una chispa pasó sobre ellos y zas, don Amor, se adueñó de sus corazones.
 Se miraban a los ojos y veían reflejados sus sentimientos. Todo era más lindo, más luminoso y no podían separarse ni un momento del otro.
-Bueno- dijo el lagarto viejo mirando por detrás - tenemos pareja-.
Y se quedó quietito esperando la visita.
 Celeste movió sus pestañas y Juancho ahí nomás le preguntó.
-¿ Te quieres casar conmigo?-
-Por supuesto que sí tonto- Creí que no me lo pedirías nunca.
Juancho radiante de felicidad se fue a pedir el permiso a Abuelo Lagarto, que se hacía el desentendido escarbando un cantero, al sol.
-Abuelo Lagarto, quiero casarme con Celeste. ¿Me darías tu permiso?-
El abuelo Lagarto salió del cantero, con paso ceremonial desplegó toda su cola, y decidió como buen patriarca dar los consejos necesarios.
Necesitarán, anillo, velo e invitar a todos los amigos del jardín.
-Será una fiesta hermosa- dijo Celeste.- Yo me encargo del velo, tú del anillo y los dos de invitar a todos-
Y se pusieron a cumplir lo prometido a Abuelo Lagarto esperando ansiosos el día de la boda.
No faltaría nada: velo, anillos y muchos invitados, nada.
-¡Oye Cleo! ¡Caracol perezoso, nos casamos!¿ Vendrás a nuestra fiesta?-
-Sí- respondió Cleo enderezando sus antenitas. Mi regalo será señalar el camino con un hilo de plata hasta Abuelo Lagarto-
- ¡Aurelia!¡ Aurelia. mariposa blanca, nos casamos. ¿ Estarás con nosotros?-
-Sí. Yo llevaré el velo de la novia y con mis alas levantaré polvo de flores para perfumaros-
-¡Ey, Pepin, picaflor inquieto, detente un instante. Te queremos invitar a nuestro casamiento. ¿Nos acompañarás?-
-Por supuesto. Les prestaré el más hermoso brillo de mis plumas para que seáis los novios más bonitos de la tierra.-
Los lagartos estaban radiantes, todos sus amigos irían. Su fiesta sería la más hermosa de la primavera.
- PPPero ... nos olvidamos de nuestra amiga Mitu.-
¡Mitu, hermosa paloma, nos casamos! ¿Vendrán con Merlo?-
-Iremos y les cantaremos el arrullo más hermoso-
Celeste se levantó tempranito y enseguida se puso a juntar azahares de los naranjos para su velillo. La Arañita Juli, se le acercó.
-Juli, sabes que hoy es la boda. ¿ Colgarás tu tela debajo del árbol de Abuelo Lagarto? Quiero que estés con nosotros.-
-Seguro, estaré en primera fila-
La arañita la ayudo a enhebrar los azahares y al mediodía el velo estuvo pronto.
Celeste se vistió y el brillo del picaflor estaba cubriéndola por completo. Feliz se puso el velillo y se sentó a esperar a Juancho.
Este estaba escondido en la alcantarilla y no muy feliz...
¿ Por qué? ¿ Se arrepintió tal vez? ¡¡¡Noo!!!
. El problema era otro. no había conseguido aún los anillos. Abuelo Lagarto había sido claro:- Sin anillos no hay boda-
Desde el amanecer empezó a buscar y nada.
 Primero fue a los caparazones de los caracoles, nada.
Pensó en una flor del jardín pero era inútil. Sería un hermoso anillo pero se marchitaría y anillo que no dura, matrimonio que pronto acaba.
Fue hasta la playa. La arena esconde tantas cosas secretas, que bien pudiera darle el ansiado anillo. Nada
Y el sol que corría hacia el mediodía cada vez más rápido.
Volvió vencido .-¿Cómo le diré a Celeste que he fracasado? Que no tengo los anillos...
Se enojará, y con razón y se irá con otro, que sepa encontrar dos simples anillos de boda.
Entonces... apareció ante él, el hada del corazón. Lo vio tan triste que sopló polvo mágico para que la viera. Juancho se asustó. Había escuchado muchos cuentos de hadas pero tener una enfrente era otra cosa.
-Pero amiguito, ¿por qué esa tristeza?. ¿Por los anillos? Vamos Juancho ¿no conoces la fuerza del amor?
Cierra tu ojos y confía.
El lagarto cerró tan fuerte los ojos que de ellos se escapó una lágrima.
Y cuando los abrió...¡Cuando los abrió!
 La lágrima se transformó en dos hermosos anillos de bodas.
Corriendo fue junto a Celeste, que quedó muy contenta con su anillo.
Juntos caminaron por la alfombra de plata que hizo Cleo, bajo el arrullo de Mitu y Merlo, perfumados por Aurelia, que levantaba el velo; rumbo al árbol, donde esperaba engalanado el Abuelo Lagarto.
Este los casó y todos sus amigos aplaudieron el amor y la felicidad de los novios.

Con todo mi cariño para Lluna

       El encanto de la mariposa Aurelia

Llegaba la primavera, pisando el mes de setiembre. El jardín vestía sus galas y Madre Naturaleza respiraba en su esplendor.  Perfumes, trinos y colores llamaban a la fiesta, a la vida.
El rosal hacía correr la savia para su primer rosa, la quería perfecta en forma, aroma y color. Había elegido la mejor rama, donde la luz mostrara el matiz exacto, el de rojo terciopelo. Estaba feliz, el pimpollo ya anunciaba la belleza.
La hormigas iban de una en una con su carga hacia el hormiguero, cumpliendo su laboriosa tarea, por el sendero  que rodeaba al viejo jazmín.
Volando entre las marimoñas las abejas competían con ellas, concentradas en su trabajo.
En ese momento apareció, Aurelia, la mariposa.  Su vuelo suave dejaba las alas en un vaivén de blanco a celeste. Eligió la rosa recién abierta y se posó sobre ella en busca del néctar. Desenvolvió su espiritrompa y sorbió el exquisito alimento.
El rosal sintió el contacto
-Bienvenida Aurelia, a mi primer flor-
La mariposa movió sus antenas en señal de saludo y continuó en lo suyo.
- Qué fácil es tu vida, eres hermosa y te nutren las flores. Solo volar, quien pudiera, y elegir. Yo en cambio debo trabajar tanto para llegar a la belleza...-
Entonces Aurelia respondió:
-No todo es lo que parece, amigo. La belleza es un camino que cada uno debe elegir primero y luego seguir sin importar el esfuerzo o la espera.
Ya estoy en el final y sí, es hermoso embriagarse de tanta hermosura, lo disfruto plenamente. 
¿Te has preguntado alguna vez, cómo es el camino de las mariposas? 
Al principio fui un huevito puesto sobre la hoja de una planta.Me sentía encerrada, yo que soñaba con el cielo entero... Y volar por él con mis alas.
Rogaba al viento que no me empujara hacia la dura tierra, al caracol, las hormigas, cualquiera que sentía  cerca, que no comieran mi hoja porque   ...
 Tuve suerte, no ocurrió nada seguí en el lugar que mi madre me dejó.
Pronto me sentí rara, algo estaba cambiando, veía la luz y el cielo pero ¿ dónde estaban mis alas para volar?...
Mis alas blancas...
Lo que vi fue distinto, muy distinto. Era una oruga  reptando, comiendo mi hoja.
¡Ay ! ¡Mis alas!¡Mi cielo!
Nada. Todo diferente. Yo estaba haciendo una pasta pegajosa ... ¡Con palitos!¡Me envolvía en ella...! Soñaba con mis alas,  el aire, el cielo y todo se escapaba en un nuevo encierro. Pensé que era el fin y mi sueño,solo una trampa.
Pero luego de un tiempo se rompió la crisálida ¡Vaya sorpresa! Volé por el cielo entero con mis las tal como había anhelado.
¿ Entiendes ahora que nunca es fácil llegar a la meta?
El rosal quedó pensativo y Aurelia levantó vuelo a seguir con su camino.


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