TRIPTICO III



   TRÍPTICO III

Sin ninguna explicación, en el museo del Prado, el tríptico del Bosco, conocido como, “El Jardín de las delicias”; aunque no se sabe el nombre que él le dio, si es que se lo dio,  esto no hace mucho al caso, sí , el hecho  que , hoy 23 de diciembre de 2009, luce distinto, Está cerrado.
Siempre queda abierto para apreciar la parte mayor de la pintura.
 Nadie lo ha notado. Es parte de esos misterios que los guardias no ven y los turistas no notan. Los cuadros juegan su vida escondida, en los colores de sus óleos,  vida que guardaron sus autores, para los hombres que  saben mirar.
 Apuesto que pocos habían visto la esfera que lo cierra. Llama la atención. No hay duda, indica que el proceso del génesis se ha iniciado. Solo hay vida vegetal y minerales, estamos en el tercer día de la creación de Yahvéh- Dios. Las tonalidades son grises en una increíble envoltura de transparencia porque solo existe  la luz divina, las luminarias, sol y luna, no han sido creadas. Esa luz desconocida por el hombre llama a la fragilidad y a lo etéreo. La frase del salmo, que el pintor escribió, indica la voluntad divina de crear mediante la palabra:”Él lo dijo, y todo fue hecho. Él lo mandó y todo fue creado.”
 Todos los símbolos: la esfera. Los números sagrados, Tres –Uno (La Trinidad), Dios aparece  con una Tiara y la Biblia en sus rodillas indican que “El Bosco” pensó  en un Dios, perfecto, omnisapiente y todos los “omni” que le agregó la teología medieval. Puede que haya  cuestionado, según sus biógrafos el catolicismo ortodoxo, pero nunca la perfección de la creación.
Lentamente y en forma desapercibida las tablas empiezan a moverse.
El tríptico se abre con la creación culminada,  primera tabla muestra ya el paraíso terrenal, un  Dios humanizado, Adán y Eva.
La humanidad aparece en el segundo cuadro que  ocupa el centro. Ahí aparecen,“ las delicias”, que se suponen responsables entre otras cosas del nombre con que lo identificamos.  Estos placeres tan sutiles y variados solo conducen el tercer cuadro, el infierno. Una visión circular del origen, el  comportamiento humano y  sus consecuencias eternas, bajo la mirada de la teología del humanismo unida a lo medieval. Pero también puede romperse el círculo culpa castigo, que nos simplifica el análisis, porque las imágenes de las delicias no son agresivas como tampoco sus colores. La pregunta es por qué el pecado aparece tan inocente. ¿Tal vez para llevarte al engaño del Diablo?
 En cambio se perfila el tormento en el Infierno. Las tonalidades y los sufrimientos son el llamado a alejarse del placer. La mayoría relacionados con instrumentos musicales, se condenaba la música como elemento pecaminoso.
 Los guardias hacen su ronda y todo está normal.
-Simplemente cuadros ¿o no José? Cada uno en su sitio. A veces pienso que  a la gente no le importan  y viene porque da “clase”, se sienten distinguidos. A mí me gusta verlos, no los entiendo pero es como si pasaran mi piel y me enseñaran algo. No sé-
-Son solo cosas viejas que aunque hayan sido  restauradas tienen  olor a pasado, Juan. Mira este tríptico. Nada que ver con un buen programa en la tele. Solo tiene desnudos que no tienen la realidad de una buena película porno. ¿Quién se excita con eso? Eh!
-Los tiempos han cambiado la visión. A veces ni se mira el cuadro, solo su valor, si es caro o está en un museo, es bueno.-

 Hay un hombre, en la entrada, que está parado con su cámara comprada especialmente para el viaje   y grabar su paso por la cultura .En este momento, está preguntando en voz baja a su mujer, justamente del Tríptico del Bosco
–¿Existía el homosexualismo en esa época?-
-Cállate, yo que sé. Es tan raro. La verdad no entendí nada ni con la explicación del guía. ¿No olvidaste tomarme la foto con el museo detrás? Mira que es el Museo del Prado, famoso en todo el mundo-

. ¡Ay! , Jeroen no es tan perfecto como pensabas: hecho- consecuencia, pecado- castigo; si no se existe ni uno ni otro, ya viste esa pareja Dirías¿pecadora?¿inocente? No, algo peor, vacía. Sí vacía de vida, hueca, apariencia de apariencias. Hombres con la mollera rellena de paja como dice Eliot.
 Cómo te enojarías con ellos, tú que te viviste la vida a trago largo.
 ¿Qué dirás del siglo XXI? No cierran mucho las cosas en este mundo. Frente a todo lo ilógico, injusto y cruel que ha registrado la historia desde tu hoy a mi hoy, este con el XX se llevaban el premio mayor. Algunos preguntamos. Se nos ha contestado, como a Job, los designios de Dios son inaccesibles al hombre. Pero ¿Y?
Pensarías quizás que Dios se equivocó  desde  el principio al fin o no está por estos lares.
Y si la  esfera es fragilidad  y no transparencia mística
Y si la palabra de Dios se disparó sin plan. Fue una creación intuitiva, lo dice la Biblia. Dijo Yahvéh- Dios hágase la luz y la luz se hizo y vio Dios que estaba bien,- como un niño que aprende a manejar un juguete Y siguió diciendo y siguieron apareciendo las criaturas hasta la culminación: Adán ¿Sabías que Adán en hebreo significa “dudoso”? Desde el nombre nace la duda y se mantiene hasta hoy ¿quién soy? O peor:¿Qué soy?
“De cualquier árbol del jardín puedes comer, mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás...” Génesis cap II.
 El hombre, con tamaña duda del sentido de su existencia  junto a Eva, creación desde su creación.  Intuitiva por mujer supo que allí estaba el origen de la respuesta a la duda. E hizo comer a Adán y luego comió ella. 
Entonces condenó a todos sus descendientes, nosotros, al pecado original, el primero de tantos. Saber lo que está bien  o mal pero no como manejarlo.
Y…
¡Fuera del paraíso donde estaba el árbol de la vida!
¡Peligro!, si come puede volverse  inmortal y no va a verme como su Dios sino su igual.
 ¿No te lo enseñaron así?
¿Por qué complicar una estructura tal clara?
 A mí, no me responsabilices. Ustedes, los humanistas,  elevaron al hombre como ser individual,  le dieron su  esencia, el potencial, lo demás lo marcó el pasar del tiempo. El cristianismo había dado la purificación pero ya era tarde, había mucho materialismo, crucificaron a Jesús y usaron sus palabras a su antojo. Cuando quisieron volver a las palabras: guerra
Entonces  tu esfera se convirtió en el correr de los tiempos en una  burbuja que la mejor creación, el hombre hecho  a imagen y semejanza de Dios,  y con conocimiento, manejado a  su manera, está por hacer explotar. Si esto ocurriese ¿Qué pintarías? El Apocalipsis.
Observa  estos otros, los periodistas, en su mayoría buscan “desinformar” en lugar de noticiar. Las noticias que no van con el sistema que rige el mundo, no existen.

-Pa, che, hoy sí, que no tenemos nada para el informativo. No hay tema, no hay nota. Algo que impacte, pidieron. ¿Qué puede ser sin salirse de las reglas? ¿Qué preparamos, ya sabes que hay ciertas cosas que no se pueden tocar?
Hay que apabullar con sensacionalismo y varias entrevistas que muestren lo mal que van las cosas.  Descontento. Escuchaste al jefe.-
-Mi hija está estudiando la Biblia. Yo la jodía Vas a estar como los Testigos de Jehová de puerta en puerta anunciando el fin del mundo-
-Ahí está,  Sos un genio, viejo, te amo.
Arrancamos con eso ¿Se acerca el fin del mundo?
Esa de  vestido azul que viene hacia nosotros es ideal. Desenfundá la cámara. Vamos a sorprenderla.  Enfocá, dale,  esa que viene prendida de la cartera, como esperando al ladrón que la robe. La de vestido azul ¿La ubicaste? -

 -Señora, somos del canal X  ¿podemos formularle unas preguntas? –
-No sé-
-¿Qué piensa  del fin del mundo? ¿Se acerca?-
-¡Qué! Vamos nene, que voy apurada. ¿Tenés una cámara oculta?  Esto es una cachada.  Dejame tranquila, no estoy para tonterías. –
-¿No se lo ha planteado? ¿No  le llama la atención tantos desastres naturales inundaciones, terremotos: huracanes, tormentas de nieve nunca vistas, tornados, el calentamiento global?
-Y yo qué sé,  bastante tengo con lo mío. Es horrible sí. Que querés que te diga.
 Y vos, el de la cámara, no me enfoqués, que estoy horrible con el pelo mojado. Voy a la peluquería Se te hubiera ocurrido después el jueguito. Decile que apague la cámara-
-Señora, por favor, solo su respuesta, su pensamiento… ¡Ey!¡señora!-
Se nos fue. Apagá. No sirve. Vamos a buscar otro tema, este no llama.
Y si sacamos algo de los perros en las plazas, la suciedad, el medio ambiente, el respeto al otro...


 Nadie lo creería porque nadie cree en nada ni en nadie.
Jeroen que horror sientes.
Jamás soñaste un hombre así.
Pero no todos somos así Están los elegidos, dirías tú, los pensantes, digo yo. La gente que sufre por el otro
Viste los guardias del museo, uno piensa, el otro está vacío.
 Otros han que ha dado su vida por cambiar las cosas, como  Jesús o “El Che”,Ernesto Guevara, nosotros también tenemos, Imprescindibles,  los que dan todo por la justicia e igualdad en nuestra época.
Están los videntes, artistas como tú, que lo presienten. ¿Ves ese joven delgado de pelo enrulado?
 Ven a mi mundo. El mundo de un hilador de palabras en busca de un tejido nuevo. No sonrías  En él estás tú, el joven pintor y Lucía .
Yo solo soy el que cuenta la historia.
 El  pintor  vio el final. El momento de destrucción de la humanidad.
 EL APOCALIPSIS y lo pintó.
 Eso no lo inventé lo disfruté y lo sufrí.. Es joven, sensible y no ha vivido tanto como nosotros. Quizás, su desilusión oscureció un poco su visión y no tuvo en cuenta los poderes de la Vida.
Tú le hablarías de Dios,  pero vas a ver que en este mundo se siente lejano. Así que hablemos de seres de la luz que son capaces aún y pese a todo, de ver  lo que les rodea  y maravillarse  con lo simple y hermoso, Lucía.
Y te  preguntarás qué haces tú. El muchacho te admira, le fascina tu obra, se te parece y eres mi carta para llevarlo a la luz. Comienza la historia. Cómo se crea este mundo en que interactúen  dos épocas distantes 1509- 2009.Acá el hilo se teje con un hecho por encima de la orgullosa e imperfecta razón. Se crea un mundo por medio de la luz primera, la de tu tríptico, como aquella, aparece sin explicación, en este mundo cuarteado y desborda su poder trayendo lo lejano al presente y tocando solo a los personajes de la historia en un cruce fugaz,  rompe los límites de tiempo y espacio.
Nuestro tríptico se abre. Vamos.

Lucía.
 Fue extraño. Ni siquiera podía describirlo, solo la luz ganando espacio y tiempo, arrollando todo, un instante, un remolino y  luego la vereda nuevamente, la vereda gris  donde la gente caminaba como si nada hacia las compras de Navidad.
Lucía no hacía compras; le gustaba observar a la gente, su tironeo de precios, sus corridas a las ofertas de último momento, su fiebre de consumir…
Siempre llevaba una libreta y anotaba gestos, miradas, comportamientos.
Por lo general no caminaba, se sentaba a mirar, a veces hasta dibujaba.
También le  gustaba el anonimato de la gran ciudad. Nadie se fijaba en ella porque nadie miraba a nadie…
Ahora sentada en el banco de la plaza trataba de borrar  la experiencia reciente por inverosímil.
-Otra de mis tonterías exotéricas, como diría mamá-

Juan Pablo

¡-La puta que lo parió!
 Un guiño de energía había apagado la computadora sin que guardase el trabajo de hora y media.
Abrió, salió dando un portazo. Ya en el portal del edificio,  percibió la chispa y el remolino. Fue tan intenso que el rostro apareció y se desdibujó en la luz ; se le antojó uno de sus dibujos, pero no… sabía que estaba allí Sentada en un banco, con una cuadernola en la mano.
 Juan vivía frente a la plaza.
-Si yo lograra traducir esa expresión de vida…
Pero… te falta chiquito… dijo para sí.
 Y si pruebo con el pincel y después lo escaneo.
No puedo perder esto. Esa mirada encerraba  el todo que yo quiero para mis cuadros.-


Jeroen
Estaba con el pincel en la mano, cómodo, con el cuadro casi resuelto  y lo sacudió el choque de la luz. Cimbró todo el taller y ahora seguro, estaba en una de sus pesadillas. Enseguida vio que el cuadro no era el suyo y todo lo que le rodeaba era absurdo y al mismo tiempo predecible.
-Un poco de aire fresco ¡por favor!  Buscó la ventana del taller, en realidad, habitación, y  fue hacia allá. Pero el apartamento   estaba en un onceavo piso,  cuando se asomó su aire se volvió horror e hizo que se prendiera a la silla
¡Por todos mis pecados! Jesús de mi salvación!
Sintió que la puerta se abría y levantó la silla en dirección a la misma en actitud de ataque todavía bajo el vértigo de altura nunca vivida.
 Juan Pablo dio un salto frente a lo que sus ojos miraban sin que su razón lo aceptase. Luego reaccionó.
-       ¿ Qué mierda hacés en mi casa? ¿Quién te dio el disfraz y la llave? Pesada… la bromita ¿No te parece que somos grandecitos para tanta pavada? Andate antes que te tire por la ventana como parecés temer. ¿A quién se le ocurre?. A alguno e esos “nabitos” que andan por ahí al pedo.
Pero la expresión de sorpresa mezclada al desconcierto detuvo la perorata y también la bronca.
-Pará un poquito, ¿quién sos?
Jeroen Anthonis van Aken si he entendido vuestra pregunta en lenguaje soez y vulgar . -
¡Basta! La broma ha ido demasiado lejos. Mirá que “El
Bosco” es uno de mis pintores favoritos e inspirador de parte de mi obra. No juegues con él-
--Suelen llamarme así algunos de mis clientes españoles. Pero…
 ¿Quién os habéis creído para osar hablarme de esa manera? ¡Basta digo yo! ¡No toleraré vuestra arrogancia e insultos! Seguro seáis el aprendiz del pintor de esa tela. Oye rapaz como dicen vosotros los españoles: Decidme dónde estoy, ¿es esto el infierno? He muerto, eso fue la luz. La luz es la vida y la muerte también.
 ¿Dónde estoy? En el cielo, seguro que no, porque vuestra cara no es de ángel, guarda mucho desconcierto y amargura y las alas si las tuvisteis os  las han  quitado por mal comportamiento. Me juego mis pinceles.
 Vamos que hace mucho he perdido el miedo y si este es el sitio eterno, lo acepto. No me gusta, estar colgado, pero agradezco un lugar que pueda seguir pintando. Esos aparatos brillantes que guardan imágenes me atraen ¿Son una forma de tormento?
¿O  quizás esto sea el Purgatorio? ¡Oh sí la purificación! Yo sabía que Dios me entendía. Esto es por mis pecadillos,  me dio otra oportunidad ¡alabado sea!
Claro, que puro no he muerto pero puedo llegar a limpiarme como la pintura mala
Pero no más dudas. ¡Contestad ya!-
-¿Entonces no es una broma? Un momento…
 Juan Pablo… mente clara, autodominio. No.  Imposible. Pero entonces
qué..
 Decime la fecha de hoy-
-El 23 de diciembre de 1509 año del Señor-
-¡No! Señor Jeroen 23 de diciembre de 2009 y, miró el reloj en la muñeca, y  son las  10.30 de la mañana.
Siempre me pasan cosas raras pero esto es... Imposible-
“El Bosco” abrió grandes los ojos y fijó la mirada en el muchacho. Era evidente que no mentía, un pintor siempre sabe el fondo de una mirada. El rapaz decía la verdad.  Recordó las palabras del monje que analizaba una pintura suya, que, dicho sea de paso, luego, fue quemado por brujo,  “estas  imágenes no son de este tiempo, vienen del futuro. Algún día estarás allá en cuerpo y obra.”
Y al unísono joven y viejo sintieron que la piel se erizaba frente a lo inconcebible.
 Lucía
Siguió caminando entre la gente que no paraba de comprar. Gente, gente y más gente Hoy se había sentido como tocada por la luz, la experiencia  seguía clavada en su memoria, como un cuadro fijo, inmune a todo tiempo y espacio. Fue algo muy raro pero le gustaban esos desafíos a su conciencia. Siempre se sentía inclinada a buscar la clave de todo.
Pero  hoy no podía buscar, tenía que regresar al apartamento, recoger sus cosas y volver al lugar donde  la saludaban cada mañana y todo el mundo sabía que ella era Lucía la hija de Martita y de Santiago. Eran las vacaciones de Navidad.
Para ella era refrescante volver, tenía muchos amigos allí y aunque algunos la consideraban medio rara porque se vestía a su modo,  que distaba mucho de la moda, pasaba horas en el ojo de agua escuchando las ranas o los sapos croar o  se iba del pueblo y caminaba a campo traviesa, era su lugar de infancia.
Además estar con el “viejo” lo compensaba todo. Esas charlas tempranito, mate mediante, le hacían abrir los ojos a la vida, sus milagros y sus hijaputeses, aunque solo  hablaran del jazmín del cabo.
Mamá era distinta, no estaba nada conforme con esa hija suya que no se le parecía en absoluto
-Si no fuera que la tuve en el hospital y no había otra parturienta diría que me la habían cambiado.
Pero no, si es igual al padre, siempre con esa mirada, que parecía venir del otro lado del espejo.
-Mirá están horas enteras sin hablar y sin embargo salen sonriendo de ese silencio como si hubieran tenido una conversación trascendental. Yo me he sentado en la ventana que da al parral con el oído pegado y no se oye ni medio. Tal para cual.

-Y si medio rarita es. Siempre usa la misma ropa y creo que ni para los 15 se maquilló ni aceptó fiesta-
-.No me hagas acordar. Mirá que le imploré. Es un momento único para una jovencita. “He ahorrado años para hacerte una fiesta, un vestido”, bah lo común. Pero ella en sus trece “Que no…” Que es mi cumpleaños… Y lo festejo como quiero.”
 Y seguía atiborrando las rarezas de su hija a la vecina nueva La única que no había escuchado nada de la muchacha de la boca de la madre,  solo los rumores del pueblo.
-¡Ah lo que sufre una madre!-
-Si yo te contara del mío…-
Por supuesto Lucía, que tenia ya veinticuatro años, recibía los reproches cada vez que su madre la tenía a mano. Pero estaba por encima de ello, solo decía “pobre mamá tocarte una hija como yo” y le daba un beso
También disfrutaba  del contacto con la naturaleza, no asfáltica, no humana, sino solita sin depredadores. Ella llamaba depredadores a los hombres, que la cambian. Árboles, plantas, pájaros, mariposas hormigas, sapos todo pasaba ante sus ojos escrutadores que miraban siempre más allá. La araña y la mosca apresada en su tela. De sus ojos a su libreta donde tenía tantas interrogantes como afirmaciones. La última frase anotada luego de la luz fue “La vida es mágica, mítica y dura,  una araña que puede inmovilizarte en su tela aunque respires”  


Juan Pablo- Jeroen

Los pintores sin embargo ya habían superado la agresividad  del encuentro, lo habían aceptado como un regalo del destino o de quien sea, según Juan Pablo, según Jeroen de Dios Todopoderoso que puede moverte de lugar y tiempo con solo pensarlo. Estaba maravillado con lo que veía. Y cada objeto era motivo de explicaciones que lindaban lo humorístico con lo filosófico. A su vez el joven que había estudiado exhaustivamente la obra con profunda admiración, idealizando al maestro, quería explicaciones de muchas partes simbólicas de la misma.
 Eran un verdadero bombardeo de preguntas a ninguna parte.  No se entendían  por un encuadre mental de dos épocas tan distintas: la Edad Media abriendo su cultura como una flor pétalo a pétalo y sintiendo que de allí saldría un fruto nuevo, bello y perfecto: el Humanismo y el siglo XXI con un hombre desencantado, perdido en una sociedad consumista,  desconcertado por la falta de respuestas y enclaustrado en una  soledad existencial rumbo al no ser. La masa perseguía al bufón de turno que le decía qué hacer, qué comprar y qué escuchar.
Cada objeto llevaba horas de explicación bajo las dos miradas.
 El Bosco comenzó a  hablarle con más respeto, no como a un simple aprendiz, cuando Juan Pablo tomó, una birome, (su obsesión y presencia en la mayoría de sus  obras), y le hizo en pocos trazos, el esbozo del retrato del pintor flamenco.
Ahí, este calló, abrumado por tanto cambio. Un simple aprendiz, un rapaz capaz de tal virtuosismo; sí, que eran distintos sus mundos.  Lo miró largo rato luego habló.
-Sí, tienes talento.
 Y si a tus años ya tienes esta visión de tu mundo, Jesús, María y todos los Santos del Cielo, te compadezco. El mal se ha adueñado de ti y no te deja ver otra cosa. Yo he pintado los pecados del hombre pero tú no has encontrado pecados solo un montón de muñecos de cuerda movidos por el diablo. No tienen ni siquiera el placer efímero que da el pecado Todos en tu cuadro están locos, viven en pecado o están encerrados entre estos. Solo unos pocos son puros pero no es una pureza asimilada sino parece venir del desconcierto más que de la virtud ¿Dónde está Dios? ¿Y Nuestra Señora? Hasta los ángeles tiene rencor o miedo.
 ¡Los Ángeles!
Juan Pablo lo escuchaba ensimismado nunca se imaginó que “El Bosco” fuera el primer crítico de su obra. Solo sus amigos íntimos la habían visto.
Pero pronto un hecho lo trajo a la más pura y dura realidad.
 El olor penetrante y conocido anticipado por el ruido no daba lugar a dudas.
El joven quedó patitieso de la humanidad de su maestro.
-        Os pido Perdón, Creo que necesito la letrina ¿Me la alcanzas por favor?-
Lo llevó al baño y solo la visión de este lo dejó perplejo. El agua fluyendo de las canillas,  la letrina-el inodoro  de la porcelana de platos era demasiado y cuando le explicó la función de la cisterna fue el colmo.
-Que yo aquí no he de cagar ni por los todos los Apóstoles-
El joven ya le hablaba de otra forma y con más paciencia. Le explicó que era esa o esa y la Edad Media tuvo un acceso furibundo en la modernidad.-
Se sintió el ruido del agua y el muchacho estaba alerta oyó.
-Y se va nomás-
Y se escuchó como tres o cuatro veces el ruido de la cisterna.
Eso sí, el papel higiénico no lo tocó
-Vamos Bosco, vení, que son muchos años en la historia los que nos separan. Hemos inventado muchas cosas, tenemos aparatos para todo, pero todo es negocio, hasta las guerras. Vamos en bancarrota en nuestro sentido de la vida y estamos destrozando el planeta. No hay valores y la mayoría de las veces  la religión es un negocio, la política un acomodo, la justicia un fantasma…para qué seguir Por eso pinté el final de la humanidad. –
Sin embargo, el Maestro, no lo escuchaba.
Parado frente al lienzo, El Bosco observaba la pintura. Abstraído y pensativo al mismo tiempo. Tenía el mismo gesto del joven acariciando su pera; pero los años le habían aplacado la euforia inicial. No era así cuando aún pintaba en el taller del padre pero la vida doma hasta el potro más bravío. Ahora se tomaba el tiempo necesario.
Nada se perdía en los ojos del pintor flamenco lo conocido y lo nuevo.
. Juan Pablo que siempre le ponía nervioso ver a alguien mirando “El Apocalipsis,” máxime si era “El Bosco” en persona,  se  volvió a la computadora  frenético sobre un mismo cuadro a agregar detalles que se le ocurrieron de la conversación, a colorear, cualquier cosa que lo sacara de la situación. Trató de concentrarse
Pero no era tan fácil la evasión.
-Id a vuestra bodega y traedme un buen vino que tu pintura ofrece muchos perfiles y pasaré un rato frente a ella.
 Y a mí me decían complicado…
¡Hombre cada objeto dice tanto, qué mundo has reflejado!-
-¡Qué!
La voz salió desde su concentración. Acariciándose  la pera  le aclaró.
- Lo siento, te dije que ha cambiado el mundo.  Lo que empezaron ustedes con el capitalismo ayudado por su lacayo el imperio, ha corrido estos siglos carreras y todas victoriosas, por desgracia. He aquí el resultado, es lo que somos. A propósito también cambió el caudal de los pintores. No tengo bodega, ni dinero para obsequiarte vino.
Y se quedó con la desnudez de la  respuesta. Le habló de significados pero  a él no le interesaban los contenidos sino la expresión de los mismos en la obra, su Obra… -
- Lo que era un milagro se está volviendo una pesadilla, me quedo con mi época.No tener vino es… inaceptable.No tendremos estas  cosas que hacen hielo, o llevan la voz a quien sabe donde, ni cuadrados luminosos donde aparece lo que pintamos… pero ¡Vivimos y hay alegría y placeres y siempre buen vino en la bodega!
Puedo darte un consejo muchacho, el pintor crea con sus manos y con los ojos del hombre que lleva. Tú solo sigues tu mirada, busca la mirada del hombre interior, el eterno. Y  así tu cuadro vivirá siempre. Y tú con él
 Hay cosas de tu época que no entiendo. No me entran en la cabeza. Perdónadme.
 ¿Pero realmente todo es tan desolador, tan vacío?
Duele mirar tu obra, aunque reconozco, es excelente. Ese ojo que llora es el tuyo y creo que primero llora por ti,  por tu mundo, y por la humanidad que ve.
 ¿No puede haber otra que esté fuera de esa mirada individual?-
Juan P rompió la primer birome que encontró y guardó un silencio hosco. Justo retocaba al hombre que va con su enorme cerebro a cuestas sobre la cuerda, que quedó fijo en la pantalla, iluminando la habitación en el atardecer.
 ¿Será el matete que tengo en la cabeza? ¿Habrá salida? ¿Habré parcializado las cosas?
¿Quizás mamá tiene razón y su amor a las flores indica que hay un sentido y belleza? Pensó
-Hijo debéis cuidaros de  la Santa Inquisición. Que no se os acerque. Los he visto hacer horrores.
 Y tu alma, El diablo juega contigo,  iros a confesarte o vais derecho al Infierno-
-¡Al carajo con el Diablo, la Inquisición, y el Infierno! Decime qué te parece la obra.  Dame tu juicio como pintor ¿Te parece que vale?-
-Por supuesto que sois un buen  pintor. Pero, hijo pensáis que  un cuadro juega un alma, En qué mundo estás-
-En el 2010 el mundo sin Cielo, ni Infierno.
 Sin Diablo ni Dios. ¿No ves qué solos nos ha dejado? El ojo que llora es Dios porque se acordó de nosotros solo en el momento de la destrucción o se acordará según pienso y tal como van las cosas.
Lucía
Entró en el apartamento compartido. De entrada la atosigó el olor. Siempre era diferente al de  su casa.
-Estoy segura que no han sacado la basura –
Fue directo al cuartucho que usaban como lavadero, depósito y demás, efectivamente la basura había pasado su Navidad en el apartamento. Se puso guantes de goma, tomó una bolsa grande y con el asco desfigurando su rostro fue poniendo una a una las bolsitas, algunas ya con gusanos dentro pululando. Cerró pronto y bajó corriendo a tirarlas en el contenedor.
Lavó sus manos con lavandina primero y luego jabón neutro. Después lo de siempre, una limpieza a fondo de su pieza y los sitios comunes. Cerró cuidadosamente las puertas de los dormitorios de sus compañeras. Entonces comenzó a  desempacar y la invadió una rara sensación de melancolía. Asumirse de nuevo después de los días de amparo familiar siempre le despertaba una sensación de frío. Anotó en la libreta “ir a casa es lindo pero nos infantiliza”. La soledad y la noche la fueron rodeando como el lobo a su presa. Al sentirlo tomó un libro, se puso a leer y se quedó dormida. Tuvo un sueño extraño como la luz. Fue como si de pronto todo cayera, sobre la tierra para aplastarla. Vio humo, oyó gritos, percibió la catástrofe de la muerte adueñándose de todo. Ella estaba parada cerca de una vela dorada, Sabía que si llegaba a la vela dorada todo se detendría, pero cuando más se acercaba más lejos se iba. Se vio niña hamacándose en el jardín de su casa y en el patio vecino oyó a un niño llorando. De pronto la hamaca subió y lo vio por encima del corralón, solo, delgado, como si le hubieran cortado a la fuerza los rulos negros. Vio que estos iban a la cabeza del niño desde el suelo y volvían a caer. El niño seguía llorando y un gran vozarrón le gritaba “Vas a aprender”
  Luego salían de la cocina cientos de flores y una voz dulcísima decía: “Creo en ti hijo mío” Y las flores envolvían al niño. En un nuevo intento tal vez impulsada por el torrente de las flores llegó a la vela, la encendió, y solo quedó la transparencia indefinida de una luz tenue en una planicie. Ahí despertó empapada en transpiración y llanto.
Se levantó de la noche, del sueño, tomó un vaso de agua y se metió en la ducha largo rato. Después fue a la cuadernola y anotó” He visto el Apocalipsis y el renacer. Tenía la mano quemada.
Juan Pablo- Jeroen
Cuando oyó los ronquidos del Bosco Se volvió al lienzo con la pasión que lo dominaba cada vez que pintaba.
Pasó raya sobre el cuadro de la muerte. Una línea negra   que encerraba el brillo de la luz. La oscuridad y la luz cerrando la destrucción. Después  escribió: “…una gran señal apareció en el cielo: una Mujer, vestida de sol, con la luna bajo sus pies… está encinta” (Apocalipsis) y una flor por cada planta del planeta.”-
 Y en el lado derecho del lienzo dibujó a la mujer que iba sobre el hombre del cerebro gigante, las alas eran ahora doradas y el parecido con su madre se percibía claramente para los que la conocían. En los brazos llevaba a un niño recién nacido. Estaba en un sitio desierto de luz intensa Allí descendió y se dispuso a  amamantar a su bebé. Hacia ella caminaba Jesús con una sonrisa,  no vestía manto,  solo vaquero y camisa.
El hombre con el cerebro se cruzó con Jesús. El hombre musitó para sí –claro que se necesitará amor, un amor como el suyo y siguió su camino-
A la derecha, aparecía la pirámide con el ojo abierto que derramaba luz intensa sobre la escena.  Ahora  estaba junto a ella, el hombre que llevaba todo el conocimiento de la humanidad. Había salvado el desafío de la cuerda y se metía seguro en la puerta de la pirámide que llevaba al laberinto. La pirámide, o Dios, lo absorbieron. Juan Pablo miró hacia la ventana y sonrió, sacudiendo su cabeza.
Ya está, dijo, ahí tiene el renacer, se completa el tríptico.
Fin.
Se fue al sofá en el que se acostaba desde que el Bosco ocupaba su cama. Y cosa rara en él, al instante, quedó profundamente dormido.
Jeroen se despertó, observó al muchacho, sonrió frente al final del cuadro.
-Les dio otra oportunidad. Ese es mi artista. ¡Alabado sea el Señor!-
 Miró los pinceles y se sintió tentado a dejar su huella. Si no le gusta, lo borra. El hombre pájaro que significaba la religión le tentó desde el principio y la monjita. Tomó los pinceles, los colores y trazó unas líneas que asimilaban la figura a su diablo en el “Infierno musical”
Así los dos Trípticos quedan unidos mientras duren, como nosotros por algo Dios me trajo aquí.
Lucía – Juan Pablo
 Lucía salía de su segunda clase cuando  vio la propaganda en cartelera.
LA OBRA DE JUAN PABLO FERRARI “EL APOCALIPSIS” SE EXPONE EN EL M.E.C.

Sintió de inmediato la sensación de angustia que empapó su almohada en el sueño de aquella noche y inconscientemente se miró la marca de la quemadura en la mano.
Sin pensar que quedaban aún tres horas de clase tomó su mochila y se fue corriendo por la escalera.
Todo se estaba volviendo muy surrealista, y no podía anotar nada coherente en la cuadernola. Pero sentía que había una conexión, desde el momento de aquella luz tan transparente, todo se unía de forma incomprensible. Se le vinieron las imágenes de los terremotos en Haití y  Chile.
-La tierra hace temblar al hombre que no respeta su poder-
El ómnibus no llegaba nunca.
Sin embargo cuando estuvo frente a la puerta del salón se detuvo su frenesí y quedó quieta.
-Entrar sería aceptar. ¿Qué encontraría?  Quizás solo una pintura nada más,  Algún sensacionalista con una simple visión de destrucción al estilo Hollywood.
Vamos no seas temerosa.
No he leído aún la crítica.
 Pero si empieza hoy.
¡Lucía! No estás razonando.
 Finalmente concluyó el monólogo interior y entró.
Las dimensiones del cuadro, eran impresionantes, para su cultura artística, salvo los murales, nunca había visto nada semejante.
La luz iba jugando sobre la pintura, moviéndose constantemente, lo que imprimía una sensación de vida tremenda.
Sintió su cuerpo transpirar y las lágrimas caer sin saber que estaba llorando.
-¿Dónde está el niño de los rulos negros?-se preguntó sin tener conciencia de sus palabras, como si cuadro y sueño fueran uno.
Se sentó y largo rato permaneció quieta, a la distancia correcta para captarlo, pero cuando creía que  lo había abarcado, se le iba, y llegaba un nuevo enfoque y Todo era Todo. Vida-Muerte, Comienzo-Final, Dios-El Hombre, El Hombre –Dios. No pudo soportar y huyó. Demasiado para mi pobre humanidad, débil y compleja; fue la justificación que se dio.
Detrás de la cortina Juan Pablo observaba las reacciones. Esa cara le era conocida sin embargo no recordaba haberla visto.
-Si empezamos así, vamos mal. Dos escándalos y una huida. A ver Jeroen si me ayudás un poquito. Decile que es arte. Bah para qué molestarme lo sabía-
Salió disgustado, su ego estaba herido, esperaba el reconocimiento inmediato; fueron seis años de trabajo duro…
Cuando dejaba el salón acomodó en el soporte los “Significados del Apocalipsis”  que nadie había tocado. La pila se separó de la recta más por el viento que por el contacto humano.



Lucía-Juan Pablo
El día siguiente volvió con unos libros, su infaltable cuadernola y se sentó en el mismo sitio. Juan Pablo la sintió enseguida  antes de verla y hubo  algo que lo alarmó. Se le erizó la piel, cosa que una total desconocida no lograría nunca. Quedó  detrás de la cortina observándola.
Ella se abrió en cuerpo y alma al cuadro. Solo sus ojos, denotaban la entrega, totalmente absortos. Fue como si caminara por él y cada espacio que recorría se iluminaba por ella. Ya el juego de luces exterior no contaba. Comenzó por el centro superior, junto a la pirámide, se zambulló en las aguas primordiales y el remolino de círculo se movió con luz más intensa.
- Esto es el comienzo, recordó la Biblia, el espíritu de Dios aleteaba entre las aguas. La luz ya está presente, pero aún estoy fuera de la materia.
Entró en la pirámide, conocía a fondo su significación de  totalidad creadora: la base cuadrada representa la tierra, el vértice, comienzo y fin de todo, el triángulo, unión del punto a la base, es el fuego de la creación divina y a la vez vuelve la significación del tres como Trinidad- Dios Uno y Tres. El ojo de la pirámide que en la pintura llora, en el momento que entró Lucía se iluminó.
 Juan Pablo al ver los cambios que no eran producto de los efectos por él programados se conmocionó. ¿Quién era esa que tenía poder sobre su obra, solo con mirarla?
Mientras él pensaba eso Lucía tocaba la piedra de la pirámide, estaba fría. Sintió el temblor leve del cuerpo al contacto con algo sin vida, helado y en su interior la incertidumbre de un Dios frío. ¿Cómo puede dar vida si no la tiene, cómo comprender?
Al salir la luz se había apagado y el ojo lloraba de nuevo. ¿La piedra se conmovió con la luz de un ser humano? ¿Era la misma lágrima?
Luego cayó en un vértigo de energía, a diferencia del agua sintió frío, la visión de los siete arcángeles le marcaba el inicio del final.  Ese frío que parte desde la médula a la uña, un nuevo estremecimiento le trajo la visión del sueño. El símbolo del reloj de arena era claro. Había empezado. La inmensidad de arena… desierto…miedo…Ella dentro del tiempo. La soledad del fin. Salió. Era asombroso como podía moverse en esos espacios.
Miró a su derecha y vio un ser humano. La sensación de compartir con otro ser vivo lo que estaba ocurriendo aunque parezca infantil la calmó. No morir sola en medio de la nada Estaba sentado mirando hacia abajo, se ubicó junto a él. Cubría la túnica un manto azul.
El azul del manto de Jesús se iluminó súbitamente y Juan Pablo supo que estaba allí.
Miró  sus manos y pies, vio las heridas de los clavos de la cruz y supo que era Él.  En ese momento la atacó el recuerdo de su madre, sus juicios, como le había bajado la autoestima siempre y sintió el deseo de destruirla, hacerle lo mismo. Se empalagaba con la idea de vengarse de todos los que habían hecho que el mundo marcara la tarjeta de salida. El veneno iba en aumento hasta que Él la sentó en sus rodillas como si fuera niña y se percató que había absorbido parte de  la maldad de los hombres, la que cabe en un ser humano minúsculo como ella. Luego llegó el llanto, lento, profundo, saliendo de cada poro de su piel unido a la desolación. Él la acarició, el azul se hacía más intenso en la pintura. Juan Pablo se acariciaba la barbilla sin haber  encontrado explicación alguna.
-¡Insólito!-
Lucía tuvo en ese instante la sensación del amor absoluto, del don del perdón y la humildad cuando sus ojos se encontraron con  los de Jesús.
-No te preocupes, está todo perdonado. Solo que ellos han elegido nuevamente el camino erróneo. A veces pienso si valió la pena…-
 Y una sensación de derrota invadió el rostro amado
-Pero tu mirada me dice que sí aunque sea en algunos desperté el amor al otro. Si solo miraran dentro de sí me verían.-
-Lo siento, solo se ven a sí mismos y corren por las cosas, cueste lo que cueste, pisen lo que pisen.
No todos, no todos, no te entristezcas más.-
-Esos ya han sido separados-
Lucía se sintió empujada a salir, dejando amparo tan dulce, se encontró con la paloma. Esta la engulló y se transformó en luz dorada El manto celeste cayo inerme a los pies.
-¡Ey! Ya vamos a cerrar. ¿Está dormida?
El guardia se acercó.
-Lo único que me falta es que esté cataléptica. Esta pintura mueve, unos se asustan, otros escandalizan, otros putean  la mayoría aplaude, y recién vamos en el segundo día-
¡Señorita!-
Lucía tenía los ojos desorbitados, estaba dentro de la luz  y la sacaron bruscamente. Volvió a ser simplemente humana, con mucho que pensar.
-Perdón. Estaba inmersa en la pintura. (Nunca la expresión común tuvo más veracidad que ahora.) Ya me voy. Disculpe-
Junto sus cosas  y huyó sin darle tiempo a que Juan Pablo la siguiera.  
-Si que has causado revuelo muchacho, mirá si la botija se nos queda ahí –
-Era la idea- Les contestó malhumorado y salió sin mirar los papeles que seguían intactos.
Se fue caminando hacia el apartamento y ahí se golpeó la cabeza:
- Claro, era la de la plaza cuando la luz extraña opacó todo, la luz también trajo al Bosco por lo que dijo. Al Bosco lo entiendo pero qué tiene de especial la muchacha. Se movía dentro de la pintura como yo camino por la vereda. Tengo que hablar con ella. ¿Volverá mañana?
Lucía Juan Pablo
Tercer día
Sí que volvió, a primera hora, antes que llegaran todos; con sus libros, su cuadernola y su decisión de repetir la experiencia pese al impacto que le causó. El resto del  día anterior lo pasó entre una idea y otra, intentando descifrar todo. Lo inquietante era  por qué a ella. Se sentía tan poquita cosa para enfrentar “Aquello” que implicaba la humanidad entera.   De todo este ejercicio intelectual no logró nada. Pensó en alejarse de esa situación tan cerrada como inexplicable Pero allí estaba de nuevo, como si fuera una cita ineludible.
Juan Pablo llegó tarde. Ya estaba sentada en el mismo lugar absorta por completo.
Nuevamente, fijó su atención, en la parte superior, se acercó a la paloma que repitió automáticamente lo del la tarde anterior. Engulló a la muchacha  y fue un haz de luz dorada  por cada cuadro particular  de la pintura. La humanidad desde los ángulos esenciales. Los pobres muñecos, que en un momento fueron hombres, aglutinados sin ninguna esencia.
Lucía dentro de esa luz fruncía el ceño, sonreía, lloraba, se enojaba. Estaba en la parte central del Tríptico. Esa le era conocida. Intentó mirar a Jesús pero todo había desaparecido entre el combate escatológico de ángeles y demonios. Los pilares de la sociedad estaban marcados Ley –Justicia- Religión pero frente a tan altas miras jugaban pitufos y otros personajes de dibujitos animados. Todo era dominado por los grandes titiriteros que movían jueces, periodistas, religiosos, en una mezcolanza con escenas de sexo importadas del mal Hollywood que nada tenían que ver con la verdadera sexualidad.
- Complicado el artista. Aquí es más como navegar en sus pensamientos, bah, en todo su ser; es estar dentro de él. –
No sabía por qué se le había ocurrido que era  joven.
Todo se desmoronaba y experimentaba la caída desde el vuelo.

Entonces se sintió despedida del interior de la paloma, perdió la luz y volvió a su silla y a su ser
Juan Pablo  a su lado le hablaba.
-¿Qué  tal la pinturita? Nunca había visto algo así-
Lucía le miró profundamente y reconoció enseguida al niño del sueño. Pero siguiendo el juego dijo.
-¿Recién la estás contemplando?-
-Sí, en realidad pasé porque me dijeron que un loco había anunciado el derrumbe de la humanidad-
-¿Y el critico a qué se dedica? –
-Soy músico, canto en una Banda  y a veces compongo algo. Pero lo de la pintura me va fatal. Te vi tan absorbida que pensé que me podrías explicar algo-
-Callate, chanta me querés tomar el pelo.
A propósito te quedan bien los rulitos. Sigue tu madre salvándote con sus flores.
 Mirá que esto es asunto serio. He sentido una conexión especial con la pintura,  algo  que no puedo explicar.
 Las cartas se juegan a alma viva. No mezclemos la pavada -
Se hizo un profundo silencio.
Juan Pablo sintió nuevamente su piel erizada, no eran desvaríos suyos como El Bosco  decía, era real. Ella había caminado por su cuadro.
Entonces miró en los ojos de ella buscando sentidos, porqués Se encontró que aún permanecía parte de la luz dorada que había recorrido la pintura. ¿Fuera del cuadro la llevaba, era propia o  surgió después?
Lucía que llevaba la carta ganadora ya había pasado dos veces por lo inmaterial, la no sustancia en una significación absoluta, no ser y ser todo.  Igual seguía bajo el impacto de lo vivido.
Todo el interior de otro ser humano, o lo más extraño que  ella había estado en él siendo ella. Cuando no lo conocía podía fantasear; pero ahora tenerlo al lado bajo esa faceta tan humana la desconcertó por completo.
Juan Pablo se acarició la barbilla y la miró profundamente y ella  respondió con la misma absorción con que entró al cuadro.
Él vio su sueño y su pasaje por cada objeto que había pintado con maniática obsesión. Vio su mano quemándose al tomar la vela, y la luz que emanaba en cada uno de sus sentimientos.
Lucía tomó su lápiz como quien toma un puñal y entró en el bosque de símbolos oscuros que hacían su mirada tan dura.


Uno en el otro, uno. En ese instante la comunión era mutua.


Él se extasiaba con la tela de araña y la mosca extática.
Ella miraba sus nieblas, sus dudas, sus absolutos. “Era Ella y no otra, no quiero y te prohibo que lo intentes. Desprendete Yo te avisé”.
“Que vas a hacer mamá te tocó en suerte una hija rarita” Vio su misma mirada en su viejo que debajo de la parra hablaba con ella sin hablar. Rió con su risa clara limpia. Se hamacó en su columpio de niña. Jugó con su muñeca.  Saludó a las vecinas escuchando sus comentarios…
 Lo vio junto a la dureza de su padre, la ternura de la madre, la cercanía de la muerte, su miedo al acercarse a aquel rostro pétreo que en un momento hubiera querido destrozar.
 La vio tirarse al agua del arroyito y sentir como penetraba la humedad en cada poro de su cuerpo, que la purificaba como un bautismo.
 Experimentó su confusión odio- amor llevada al extremo sin definición. Vivió en ese núcleo cerrado donde todo pasaba por él.   Lo vio capaz de llorar y matar al mismo tiempo con la misma intensidad. Sintió que se ahogaba y empezó a toser.
Al instante llevó la mano de la quemadura que estaba en llaga viva, a la boca.
Ahí volvieron a sí mismos, Juan Pablo con una sensación nueva. Por primera vez tenía paz una inmensa paz. Sus ojos seguían negros pero con una profundidad de luz que nunca habían tenido. Vio sus girasoles y supo  porqué siempre buscaban  el sol y porqué él siempre los había amado.
 Lo sacó de su ensoñación, Lucía que parecía sin aire, con la tos seca de alguien que sale de una mina de carbón.   La vio llevarse la mano en llaga viva a la boca.
- Pero entonces era cierto-
-Ya estaba curada Esto es extraño sumamente extraño.
Fue demasiado, no me siento bien.-
 Se levantó. En un instante  recogió sus cosas como una autómata y solo atinó a decir:
- No me siento  nada bien. Perdoname.  Mañana seguimos-  
Y  desapareció como la luz que se iba escapando de la habitación
 Cuando atinó a decir
-Esperá te acompaño-
Ya no estaba y todo se veía normal
.-¡Qué raro, che! Tal vez el Bosco me ayuda a entender. Voy a casa a ver si aún está
Entonces se levantó. Tenía ganas de hacer tantas cosas, de ir hacia atrás, de ser otro siendo el mismo. Fue la primera vez que el cuidador lo vio sonreír.
Y se fue tarareando: “Cuando te busqué//solo estaba yo// solo junto al mar// Eso que perdí// un montón de fe//Pensando en vos//Ya no soy aquel".
Cuando abrió la puerta El Bosco le vio la luz en la profundidad del negro de sus ojos, como la línea que separa la tercera parte del Tríptico. Se completó el artista pensó para sí. Si algo tenía que hacer en esta locura lo terminé.
-Y como os ha ido-
-Raro, extraño, único.
Me creerías si te digo que me siento distinto-
-Recordáis cuando os dije, que un pintor lleva al hombre universal dentro, podéis ser muy bueno pero sin ello queda solo el lienzo.
 Ahora lo habéis logrado, lo he visto ni bien habéis llegado, estarás siempre en tus cuadros, aunque el mundo se haya dado vuelta como ahora y nada tenga sentido. Tu cuadro hablará siempre todas las lenguas, mirará en todos los ojos, escuchará todos los corazones. Quería haceros un comentario, creo que mi regreso está pronto, te dejé dos recuerdos en el hombre pájaro y en la monja. ¿No os incomodáis  por ello?-
-¿Qué?
-Y os lo ruego me hagáis el honor de hacerme un boceto, en el bicho de luz para llevarme como recuerdo de “El apocalipsis”
LUCIA
Lucía permaneció a dos pasos, de la puerta del salón, escondida. Sabía que si lo encontraba mañana el tercer cuadro del tríptico se le perdía porque él la iba absorber totalmente como hoy,  esperó que se fuera y volvió.
Se sentó en el mismo sitio y se concentró en la parte de la pintura que le interesaba: el renacer. De inmediato se repitieron las experiencias anteriores y se vio atravesando una  línea oscura, niebla de noche, semejante a la que experimentó dentro de él. Luego vino la luz, su luz.
La eterna dualidad del ser humano llámese luz-sombra, conciencia –inconsciencia, bien –mal, dolor– alegría.
 Encontró el inicio de su camino.- se dijo a sí misma.  El agregado a la cita bíblica, de las flores, era clave para el nuevo comienzo. No es necesario destruir el mundo, pensó, sino construirse a sí mismo para poder cambiar lo que está mal. Hay personas que tienen un  don que engrandece a la humanidad. El suyo era mostrar, sacudir, enseñar mediante los colores la esencia humana. ¡Bien por Juan! – Salió de sí mismo y entró en el laberinto del vivir! Acompasa el significado de su nombre, “Yahvéh se ha compadecido.” Luego lo olvidó hipnotizada en un exquisito deleite.
 La planicie la recibió en una plácida humedad, era la frescura de niña recién nacida, con el líquido materno aún sobre su cuerpito. A su lado iba el hombre con su enorme cerebro caminando más seguro pese al peso, como quien sale de un peligro infranqueable.
 De pronto se sintió dentro  de él y le llegaron millones de palabras, en todas las lenguas, que sin entenderlas, le daban respuestas. Era sabia sin saber nada, maravilloso don de la humanidad.
 Sintió un aleteo, un matiz dorado, y experimentó algo increíble: el seno materno. La dulzura de lo que sorbía era fortificante. Sorbo a sorbo iba creciendo hasta que estuvo de nuevo parada en la planicie. Hacia ellas caminaba un hombre común. Eva le sonreía,  acariciando al niño, la humanidad nueva.
Lucía observaba, ya frente a ella.
-Ten, tu destino es la luz, ya sabemos que el hombre, cae en la oscuridad durante el camino muchas veces es su naturaleza. Te encargarás de ello. -
 Lucía cobró entonces la forma de antorcha que se fue trasmutando a mujer,  mientras Eva terminaba la frase. Entonces le alcanzó la vela dorada y de inmediato la marca de la quemadura desapareció.
El hombre de vaquero ya estaba a su lado y reconoció a Jesús y una  sonrisa radiante en lugar de la  tristeza por la derrota del primer cuadro.
-Iluminar un alma detiene el desastre de la humanidad-
Lucía iba a contestar pero la atrajo el ojo de la pirámide lleno de luz. Prácticamente la sorbió.
Estaba dentro y lo que antes era piedra fría ahora era cantos, armonías, pájaros que volaban, papeles que el hombre pegaba y el Otro asimilaba para dejar libre el espacio.
Le escuchó decir.
-No lo puedo dejar tan solo, la verdad que para ellos es complicado.-
El hombre del cerebro enorme se había transformado en un colibrí que revoloteaba entre las paredes. Pensó en J. Martí “Las verdades elementales caben en el ala de un colibrí”.
.Lucía miró, con la vela en la mano, al Otro. No sintió ningún temor, al contrario experimentó profunda ternura.
-Así sí puedo quererte- dijo y le besó.
En ese instante salió de la pintura.
Se sentó para reponerse en el banco  de siempre, en el  lugar de siempre.
 Sin embargo la sensación era diferente. Había absorbido tanto que parecía desbordarse, no poder contener esa paz, se sentía tan bien…
-Señorita le ruego me perdone pero ya es la hora-
-Sí deme un instante, por favor-
Tomó una hoja de la cuadernola y escribió:“te ruego me perdones pero la cita era con la pintura. Espero que ahora que tenés la luz sabrás resolver tus encrucijadas, Por las dudas te dejo la vela dorada, que me dio Eva, no dudes, tú lo pintaste.
 Ah y espero que me digas cual de las tres colombinas es la auténtica, no te equivoques es una sola”
Enrolló la vela en la nota y la dejó sobre el banco.
-Podría si no la encuentra, alcanzársela, por favor. Es importante. Solo él debe leerla-
-¿Mañana no nos acompañará como estos días?-
-No la pintura ya está dentro mío, no lo necesito. Gracias y perdón por las molestias. Adiós-
-Hasta mañana-
Sin ninguna explicación, en el museo del Prado, el tríptico del Bosco   llamado,  “El Jardín de las delicias” por otros; se desconoce el nombre que él le dio, si se lo dio, luce distinto. Está cerrado.
La luz primera vuelve a cruzar el espacio y el tiempo. Se da un destello cuando Lucía deja la vela dorada en el banco.
Jeroen  estaba sentado en el sillón mirando El Apocalipsis cuando lo sacude la luz y al abrir los ojos nuevamente está en su taller con el boceto en la mano.
¡-Rapaz ¡ aquí bribonzuelo .Quiero una copa y la mejor botella de la bodega.-
 ¿Quién iba a decirlo? Y soltó una carcajada que resonó en todas las paredes. Fue a su sitio secreto y guardó bajo llave El Apocalipsis de Juan Pablo.

Juan Pablo iba por la plaza cuando lo alcanzó la luz. Todo su cuerpo tembló y por un instante se iluminó.
Corrió a su casa aunque ya sabía que no lo  encontraría .
-Hijo de puta se llevó el boceto nomás- Y dejó que la risa liberara sus dientes siempre apretados.

Jeroen, sabes, luego de tu muerte cuando limpiaba el taller  el aprendiz encontró el  boceto. Estuvo largo rato mirándolo, lo sintió pero no lo entendió. Te admiraba, eras su Maestro así para salvar tu alma y tu  memoria, lo enrolló y cuando llegó la noche lo dejó en la puerta de la casa del Inquisidor.
-Obra del demonio. Hay que quemar al hereje. Comenzaron  una búsqueda frenética de Juan Pablo, que si hubiera Infierno aún continuaría.-

Juan Pablo pintó luego un retrato de mujer, rodeada de girasoles  pensé que te gustaría saberlo.
Lucía ya no usa cuadernola para anotar sus experiencias.
En el Museo del Prado todo ha vuelto a la normalidad El Tríptico “El jardín de las delicias” luce sus tres cuadros.
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