OBRA
Magia y silencio
Escribo porque
algo en mí
llama abismos,
naufragios,
pero
avizora partos.
Gotea la
palabra,
superficie
húmeda,
buscándose,
buscándome,
encantándome las
tinieblas.
Increíble
hechizo
el susurro
suave,
el débil camino,
la gota y el brillo,
la humedad que
habitan
la luz que
emanan.
Oh palabra,
maga, de tiempos
lejos,
del fin creas comienzo.
Frente a mí te
encuentras,
en nada me dejas
cuando te vas. Sonido
en sombras,
quedo sin
sentido.
Ceniza sin alas,
sobre mi alma
que en vano te llama.
No me dejes sola
Yo sentí tu
esencia,
aquella
mañana...
la de la
inocencia.
Un día
Un día
de pan fresco,
olor a tinta.
Un dia
sin horóscopos
ni prisa,
Un día
sin tiempo.
Un día
cose espacios
fechas, risas
Un día con nada,
un día con todo
El día más
cuerdo,
el día más loco.
Justo a las diez
Sí, diez o cinco,
cincuenta...
Sin cuenta,
de espacios,
de tiempos,
de haberes
de sueños
vendidos.
Me trepó la vida
No sé por qué.
Resbaló por el
piso,
me araño el
delantal,
caminó por mi
blusa,
se rió de mis
ollas
Ganó, acartonó,
mi armonía
pactada
con los otros
días.
Un día miró:
Y me vio
el revés
Y me vio
mareada mi fijeza
girando en la
calesa,
ritmos locos,
como muñeca
sin ojos y sin
trenzas.
El beso y la
mueca
La mano y
el pan en la mesa.
El silencio
Qué silencio
escondía
el giro de la
niña
que un día
jugó escuelas,
jugó rayuelas,
jugó versos,
jugó seres.
Que grito hondo
mi alma cortó.
¡Qué humedad pegaba!
¡Qué música sorda!
Pantalla empañada
¡Qué agudo grito,
el silencio!
El signo perdido será ¿?
Mujer en qué
espejo te miras.
Qué mundo
atisbas detrás del azogue.
Es solo vidrio,
no estás ni allí,
ni acá.
Mujer a qué
viene ese alboroto de palabras.
Déjalas en el
hueco de tu mano.
¿Qué te anudan
el pecho
de vacíos?
Cántalas en la
ducha.
Mujer por qué
hablas de palomas.
¿Dónde están ?
Cuervos y
semillas.
Es qué no los
ves
tras las camas
polvo y cerillas
¿No sientes
el calor
de las ollas?
Lo servirás
ahora
Mujer por qué preguntas
No hay
respuestas
Poste sujetador de hilos.
Poste sin raíz
ni hojas,
poeta con palabras
sin eco.
Enhebras los
días
que vienen al espejo
a buscar
el mundo de luz
que negarás
después.
Balance
Pedí tus tiempos
para los
nuestros.
Necesitaba
construirme
y construirte
para el ”nosotros”.
Necesitaba
hurgar tus huecos,
donde dejé mi
corazón
para encontrarme
por fin limpia
de mí.
Abierta a la
piel y la ternura,
a las dos en un
juego de locuras.
No estabas.
Ni yo estaba.
La piel
se
quemó en la espera.
La ternura
la escondió un
libro.
Sin ellas
qué puedo
pedirte
qué puedo ser
Ya no... vivir
Ya no… morir
Cosas del tiempo
Adiós amor
Adiós amor...
A tu esfuerzo
le tiro un beso
de sal,
de lágrimas,
de siempre,
De los que
ruedan
por la cara y
van de la piel
a la cabeza.
Me acerco a tu
silencio,
lo niego.
Camino mi
soledad
de a dos.
Tengo tu abrigo
en un día sin alba,
en una noche
sin crepúsculo.
quizás el
último.
Muere el volcán
sin fuego,
el beso fijo,
la última caricia,
que dejo
en la ribera de tu espalda.
Juegos
Quién puede entender
que me enamores.
La luna.
¿Quizás la
noche?
los misterios
descubiertos
sin ayuda del
rocío
Otoño
Amor
Qué lindo es
abrigarme en ti.
conocerte los
sueños
renacerte la
piel
contarte las
canas
tirarme en
tobogán
por tus arrugas
que te hacen tan
mío
En este mes de
abril
sin tempestades,
jugando con el
último
disparate rojo
del árbol
que al caer
sonríe al
invierno.
Tiempo - vida.
Si contáramos
los días
hasta este abril
serían tantos:
abiertos,
heridos,
hambrientos,
amigos,
ahítos,
hastiados.
Muchos...
sin embargo
cada mañana
nos despierta
el misterio
de estar uno
en el otro.
Sorprendidos de
piel y alma.
Alegres o
tristes, en
la sorpresa
de un sol de
otoño
Dolor de vida
Dolor de vida
camina mi
ternura hacia ti...
tanta hiel
tragaste…
no te alcanza.
Camina mi
esperanza hacia ti...
tanto dolor
hilaste
para tu ser,
sin ser…
no te ilusiona
Camina mi perdón
hacia ti,
para calmar
tus tiempos marchitos.
Se ahogan los golpes
Ya no tengo
camino.
En tu rostro veo
el mío.
Quiero
enclaustrarme
de nuevo en ti.
Viajar a tu
útero pródigo
para que no
maldigas
el día que dijeron:
“Una mujer has
concebido”
Y me regales,
quizás
un beso o
un olvido.
Sí, al fin te fuiste
Sí, al fin te fuiste.
como querías:
sin hablar
sin besar
sin dejar
que llegara mi beso.
Sola,
en tu castigo
en mi castigo.
¡Qué pequeñas
tus manos en el lecho!
Qué inútiles las mías...
Tanto querer
Tanto sentir
Tanto sufrir
¿Te llegó mi abrazo
cuando en tu blancura
jugaban escondidos,
telarañas de vida y
roces de ternura?
Por qué
Entre golpes y tropiezos
Caminamos.
Marcaste
mi senda.
cambié nombre.
y rumbo.
No te seguí.
Me busqué
y encontré
mi selva .
Sola, sin madre,
y
con vida
Amor
En el silencio
grita
En el grito
calla
En el color
se apaga
En la oscuridad
luce
En el dolor
ríe
Es el amor…
Manda
“La Comedia ”
Dante en el siglo XXI
Un día
cualquiera
ahogada en rutinas,
frente a las
fieras
cayó la ruina.
Donde quiera
edificios
donde quiera
soledades
donde quiera
mendigos
donde quiera
maldades.
Los seis de la
bestia,
en nosotros habitan.
El golpe del hermano
tiró en mi mano
con agua
“bendita”
la esfinge
maldita
del enigma vano.
Las tres
monedas,
monedas de sierpe,
cortan a diente
el amor que
queda.
Me atrapó el
espiral,
quedé en él,
me sentí caer
hacia el final.
Supe entonces
que Dios calla
y grita a voces
la fiera calva.
Grita sin sonido,
como el cuchillo
corta en medio
el árbol caído.
Fue un choque
duro
con el muro
Tumbos,
sin rumbos.
Laberinto de
alma.
Naufragio de un día.
Saber que caía.
Exaperante
calma.
Profundas talas
caída sin alas
en hondo abismo.
Caída en
espiral.
un mediodía,
en una selva
sin árboles,
sin fieras,
sin Virgilio
sin Beatriz
Caída, niña
que un día,
en uno
fue cuatro
y fue cuarenta.
Niña en la mitad
de un viaje.
que no elegí
ni compré
Que vino a mí
porque quisieron
los titiriteros.
Sentí en el extravío
de un enero en verano
y al siguiente
invierno.
Yo lloraba
la bestia
cantaba
Caída sin alas
en profundo
abismo
hondo y sin
juicio.
Tantas guerras,
tantos horrores,
tantos inventos
tantos motores.
Condenado al sin
fin
estaba el hombre
en la noria
perpetua
de comprar
y vender.
La gran creación
el gran señor.
sin honores
en vencidos
jirones
El otro,
el enano
en su siembra
alumbra y ciega
ama y mata
Pobre Adonis
de plástico.
Yo lloraba.
la bestia
cantaba.
Caída sin alas
en profundo
abismo
sin juicios.
Miré hacia
arriba
buscando
luz en sombras.
Vi a Cristo
goteando su
tristeza
solo y vacío
en cruz
sin fuerza.
Caí en nuevo
espiral
yo y el frío
los seis
rondando
y yo robando
Otra vuelta
ya el abismo
La bestia en mí
yo matando
yo muriendo
Entonces el
golpe
al oído,
las voces.
gritaron ¡vacío!.
Hablaron desiertos
surcos y exilios.
Voces disonantes
al día,
las de la noche,
las del
reproche,
las de la llaga.
Voces...
Marioneta rota
yo, mi sombra
y la selva.
Yo, la bestia.
Yo, mordiendo
yo, matando
yo, sufriendo
Yo, viviendo
ya sin caída
ya sin abismo
ya en la nada
Brusco tirón
del hilo
que se quiebra
y me deja
desnuda en la
arena.
Sin fiera.
ni cielo,
ni infierno,
ni mar.
Supe
del Titiritero
perdido.
Era solo yo
y mi infierno
Nunca hubo hilo.
Fui la araña
hice la trampa
y en ella caí
Entonces....
me levanté
sin hilos y sin
ojos
pero enhiesta
Y quise ver,
sentir
palpé la roca
dura
y quise ser.
Arañé, arañé,
mi propia trampa
con la semilla
en la mano.
Era arena
no había maná
solo la selva.
Dioses de cobre
el hombre plantó
Vi árboles sin
ramas
donde el capital
desde su
pedestal
rasca su sarna
Vi reseca tierra,
baba
blanca
nueva materia
chupa vida.
Vi árbol raquítico
despedir con pena
sus dioses míticos.
Debajo de todo
el hambre del
lobo
aplastaba el
lodo.
Al fin encontré
La orgullosa
Dité
vi horarios
vi calvarios
Caras sin rasgos,
gran asco.
Moles de piedra,
moles de barro.
Vi ojos sin
infancia
golpes de
vida
Vi ojos sin
infancia
quebrarse en
cajas
de imagen y
sonido
sin madre...
Vi noticias
sin noticiar
son ciertas
si lo dice
“el tío Sam”
Escuché otras
voces
las más duras
de cárcel y
tortura.
Escuché otras
las alegres
las que sueñan.
Nada por gastar
todo por dar
Mi mundo
un inmenso Sinaí
y sentí sed
Ahí sin prisa
ni daño.
quieta, muda,
sentí sed.
Nada,
ni fiera,
ni cruz,
el fin.
Encerrada en el
aro
prendida a un
árbol
en el destiempo
esperé en el
desierto
esperé en la
montaña.
Poco a poco
A mis ojos
vinieron
imágenes:
un loco
un dios triste
un Cristo roto
la virgen y
Circe
Sentí el grito.
Zumbaban
gargantas
nuevas.
Vi la marcha.
Yo quieta y muda
en hueca
calabaza
Una niña tenía
la luz y la
palabra
Ixquic
Las tres magas,
con la tierra,
con el maíz,
con la campana,
amasaron.
Crearon,
Hicieron surcos.
Soltaron las palabras:
“Hágase un mundo
sin fronteras
y cada uno
lleve su estrella
Hágase un mundo
de justicia
y todos uno
sean semilla
Hágase un mundo
con colores
y todos uno
sean señores.
Hágase el
hombre,
la libertad,
arcilla y molde
de su verdad”
Surgió la risa
limpia,
nueva,
clara
Y los enanos
fueron gigantes
con paso calmo
de mutantes.
Tibio sol
ensaya luz
en el azul.
Sigue la marcha
la caravana,
con la sotana,
con la corbata,
con la guadaña,
y con la bata.
Todos juntos
hacia arriba
hacia la luz
del nuevo día.
Manos rugosas,
llevan detrás
las semillas
a germinar.
Ojos sabios,
llevan detrás
la luz
Manos magas
elevan soles,
golpean surcos,
juegan rocíos,
tiran semillas.
Manos magas
hacen palomas
disparan hojas
abren campanas.
Y
llegan a mi
hueco
en el aro
en el árbol.
Me pregunto
será verdad
será luz
será amor
será justicia.
Algo me mueve
un hilo,
no hay arañas.
Un hilo
tejido por mariposa.
Las piernas andan,
los ojos miran
el corazón late
Sigo la marcha
la que me dice:
“Vamos maga,
vamos niña,
vamos mujer
solo queda
hacer”.
Sigo la marcha.
Tengo semilla,
tengo surco,
tengo sol,
tengo vida,
y tengo amor
Nota Ixquic
Personaje del “Popol Vuh” “Libro del consejo “ maya
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