jueves, 1 de agosto de 2013

ANÁLISIS LITERARIO DEL CAPÍTULO I DE LA OBRA: EL INGENIOSO HIDALGO DON QUIJOTE DE LA MANCHA PARTE I 1605 MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRAAnálisis de Quijote Cap. I

ANÁLISIS LITERARIO DEL CAPÍTULO I DE LA OBRA: 


EL INGENIOSO HIDALGO DON QUIJOTE DE LA MANCHA

PARTE I  1605
MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA




Presentación del hidalgo

La puerta que abrimos en este análisis va más allá de la obra en sí misma, de su creador, de su época. Es la entrada a la novela moderna, al castellano actual con toda su riqueza, al hombre que Cervantes nos presenta en siglo XVII tan cercano a nosotros, con sus dudas y certezas, sus miserias y grandezas. Es la primera novela en presentar  una visión total del mundo.
 Es un clásico. Hay muchas definiciones para esta palabra aplicada a la retórica: a) obra que trasciende al tiempo, b) que sigue las normas establecidas… Elijo la de Pedro Salinas: “Un clásico es un libro que presta siempre al espíritu del hombre un servicio de máxima calidad.”
Es mucho lo que debo a don Miguel y a su Quijano-Quijote
Con este respeto y admiración me acerco al análisis. De lo dicho anteriormente, largos estudios se han hecho y se harán. Pero no se hablará de ellos en esta ocasión, aunque sean necesarios. En otros artículos tal vez
 Hoy quiero centrarme en el texto y probar en el análisis lo que diría el estudio.
El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha. El titulo ya marca las dos visiones que van acompañar al personaje. Cervantes cumple así con esa dualidad: hidalgo-caballero andante, que en distintos matices se mantendrá en  toda la obra. Al hidalgo lo califica “ingenioso”, al caballero andante,  lo alude por el nombre don Quijote, que mantendrá en toda  la Primera Parte (1605) a partir del capítulo I. Y lo continuará  hasta el último.
 Muere primero el caballero, recobrando la “cordura” y luego de melancolía, el hidalgo, final de la novela ( Parte II 1615).
 Don Quijote no existe sin Alonso Quijano, el ingenio de este, lo creó para escapar de la rigidez del régimen social de la época. Es cierto, tuvo que enloquecer para mantenerse en su huida, pero no olvidemos, de un extraño género de locura.
 ”Don quijote es un loco por engaño de sí mismo. Tuvo Cervantes la precaución de dárnoslo a conocer en estado de cordura, pues, sobre todo en los primeros capítulos, siembra abundantes detalles, destellos, más bien, suficientes para dar al personaje todo su vigoroso relieve” Salvador de Madariaga, Guía del lector del Quijote.
Es una novela de personaje, la acción narrada, gira en su  mayor parte entorno a este, exceptuando las historias que intercala, por ejemplo,
 El curioso impertinente, en la que don Quijote es pasivo.
Ya dijimos que era un hidalgo, veamos por qué Cervantes ubicó a su personaje primario en esta clase social.
Hidalgo significa hijo de algo, y alude al último peldaño de la nobleza. La mayoría derivaba de título otorgado por los monarcas, en pago de algún servicio. En la Reconquista se le daba un caballo, armas y un trozo de tierra para que pudiesen acceder a la nobleza y formar parte de los ejércitos tan necesarios en esos tiempos, a los que el vulgo no llegaba. Es evidente que en sus inicios no fue nobleza de sangre, por eso es hijo de algo, no de alguien. Sus posesiones eran exiguas. La ventaja era la exoneración del pago de impuestos. La desventaja era que no podían realizar trabajos manuales, considerados innobles, so pena de perder la hidalguía.
Quedaba limitado entonces a las armas o las letras. Ya en la novela La vida de Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades,  el escudero, único amo que trata bien a Lázaro, no tiene ni para su sustento  y se alimenta de la mendicidad del muchacho, quien lo compadece.
Estructura externa de la Parte I (1605) Se divide en cuatro partes, estas a su vez en capítulos, llegando a un total de veintisiete.
 La estructura interna de la obra es imposible realizar, por la dimensión y versatilidad temática.
Estructura interna del capítulo I: 
a) presentación del hidalgo, 
b) pasos hacia la locura, 
c) arreglo  de las armas,
d) creación de Dulcinea.

Capítulo I Que trata de la condición y ejercicio del famoso y valiente hidalgo don Quijote de la Mancha
Condición y ejercicio aluden, (como dice la nota 2 de la edición de la Real Academia Española del IV Centenario), a la posición social,  los rasgos personales y el modo de ponerlos en práctica. Se cambia el calificativo, ahora es  “famoso y valiente”.  La fama es una de las cosas que perseguirá el personaje, como caballero andante,  cansado de la opacidad de sus días. Imposible ser famoso cuando no se ha movido de su hacienda.  La valentía, como es típico en esta novela, donde las palabras calzan en varios significados,   podemos tomarla, como una ironía porque aún no ha podido probar su valentía  en el mundo caballeresco,  o darle un valor existencial. Ser lo suficientemente  valiente, para asumir lo que queremos ser, cuando la sociedad nos acorrala con sus límites.
Comienza la obra: “En un lugar de la Mancha…”Ubica en el espacio, pero en forma imprecisa. Pisamos suelo castellano, estamos en la Mancha, pero no sabemos con exactitud el lugar. Lo mismo sucederá con el tiempo: “no ha mucho tiempo” El pasado es cercano, no ha trascurrido mucho. Toda narración debe situarse en tiempo y espacio para que pueda darse la acción, el narrador imprecisa el lugar y acerca el suceso.
“…de cuyo nombre no quiero acordarme” El nombre del lugar está en la memoria del narrador omnisciente que entra directamente en la novela a través el pronombre personal “me” en forma enclítica.
El porqué Cervantes pone esta entrada del narrador y su voluntad manifiesta de no recordar, ha dado lugar, con el paso del tiempo, a un sinnúmero de interpretaciones. Unos lo unen al prólogo y toman en sentido directo la frase que durante creación de la novela de 1605 estaba preso y no quiere recordar sitio tan penoso.
Personalmente me inclino,  en función de la excelencia del escritor y la personalidad que emana de sus obras, por una explicación más literaria.
El objetivo planteado por Cervantes para justificar su obra, es mostrar lo negativo de un género en pleno auge en la época, las novelas de caballerías. Su crítica se basa en distintos aspectos, la fantasía que proyecta al héroe a aventuras imposibles. La irrealidad, sus personajes no comen, no duermen, no parecen humanos. Su lenguaje arcaico que complica voluntariamente para llevar la historia a tiempos remotos. Creer lo que plantean llevaría a la locura.    
“Cervantes al concebir el Quijote, tiene una mira que nos es de sobra conocida: su novela será la antítesis de las novelas de caballerías….”
La parodia muchas veces  juega a luces y sombras, efecto  tan querido al Barroco, en este  juego de opuestos surge la burla y el descrédito.
Aunque con don Miguel no podemos tomarnos las cosas de forma lineal, porque caeríamos en graves errores.
 El autor quiere presentarnos a un ser lo más antiheróico  posible y lo más opuesto a los caballeros andantes, para ello elige todos los elementos que puedan dar al lector la sensación de medianía, de calma, de vida normal en un pueblo de Castilla. Cervantes en un punto ascendente y otro descendente, delimita con precisión el bulto de su protagonista, logrando así un fuerte contraste entre la realidad de su personaje y su propósito”. Joaquín Casalduero, Estudios de literatura española.
Si vamos al inicio de cualquier novela de caballería. Lo primero que se indica y destaca es el lugar de nacimiento. Pretendiendo extender a él   la gloria del héroe. E incluso le ponen junto a su nombre.  Baste citar el modelo, que imita, con mayor asiduidad nuestro personaje  Amadís de Gaula. También el mundo caballeresco se proyecta  en la Edad Media, muchos siglos antes, donde la fantasía poblaba el mundo de encantadores, gigantes.  El tiempo debe ser mediato para permitir ese desarrollo idealista.  Pues el narrador como dice Casalduero, hará lo contrario para fundamentar la parodia.
“… vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor” El personaje entra en la novela de  forma indeterminada “un hidalgo de los”. Uno entre muchos. Ya explicamos el sentido de hidalgo,  también sabemos que vivía en un lugar de la Mancha, medio rural, en una hacienda, con algunas “fanegas” de tierra fértil. Que no se ejercitaba en las armas porque su lanza estaba en el astillero, percha donde se colgaban las armas.  “…adarga antigua” Es un escudo hecho con piel que se usaba en la lucha cuerpo a cuerpo, con espada. No soportaría el envión de la lanza, más con el impulso de la carrera a caballo. Ya empieza a jugar la ironía, las dos armas nombradas no armonizan entre sí. Se completa con “antigua” las heredó de sus antepasados, como su hidalguía. Sigue la creación del personajes con los animales que lo rodean: “… rocín flaco y galgo corredor” La primera mención de Rocinante, que llega a la novela como su amo en la mayor indeterminación. Rocín es una raza de caballo de mala condición, de tiro, para el trabajo, y le agrega “flaco” la miseria asoma ya a la narración.
 Sin preparación alguna deja la creación del personaje y pasa a describir la cocina, perdón, la “olla”. La sinécdoque nos introduce abruptamente, cuando estábamos preocupados por la comida del rocín, en la del amo. Nada más antiheroico que la cocina, y dentro de esta habitación asomarnos a “Una olla de algo más vaca que carnero,…” Al abrir esa tapa también surge la pobreza del hidalgo porque la carne de vaca era más barata que la de carnero. El pueblo comía vaca, el noble carnero. Nuestro personaje estaba en el nivel más bajo de su hidalguía. “…salpicón las más noches…” Se preparaba con los restos del mediodía, se sobraba comía si no, no. “…duelos y quebrantos los sábados”… se llamaba así a una tortilla o revuelto de huevos con tocino o chorizo. “…lantejas los viernes” Usa un arcaísmo, lentejas, porque como buen cristiano viejo no comía carne los viernes, norma del catolicismo.
 Cristianos viejos eran aquellos que siempre mantuvieron la religión católica, los cristianos nuevos surgieron luego del edicto de la reina Isabel que ordenaba salir de territorio español a los no bautizados en esa fe. Muchos lo hicieron, otros se quedaron, movidos  por razones socioeconómicas, más que por  adherir sinceramente al cristianismo. “…algún palomino de añadidura los domingos…” Palomino, pichón de paloma, era la comida del domingo.se lo menciona irónicamente porque es normal que ese día de la semana se destaque con un menú especial. Este no lo es.
“…consumían las tres partes e su hacienda” Aquí lo sugerido se manifiesta en la más triste realidad contable. Tres partes de lo que le daba su hacienda se consumía en una comida pobre y escasa. Si la mayor parte de lo que ganamos se nos va en el comer, cómo enfrentamos los otros gastos.
“El resto de ella concluían sayo de velarte, calzas de velludo para las fiestas con sus pantuflos de lo mismo y los días de entresemana se honraba con su vellorí de lo más fino” Aquí vuelve  la ironía, fino, no por calidad elevada sino por desgaste del tiempo
Lo que quedaba, iba para una vestimenta, pobre, pasada de moda,  da el tiempo en que se compró y su uso. Además se limita a dos opciones, días feriados y entresemana, sin importar las estaciones. Para los significados, tomaremos las notas de la edición de la Real Academia. Sayo, vestimenta masculina, con falda pasado de moda ya en el 1605. Velarte, paño de abrigo de color oscuro. Calzas, especie de medias abombada y con tiras para abrigo de los muslos. Velludo felpa o terciopelo. Pantuflos, calzado que se ponía encima de otros zapatos. Vellorí paño de color pardo de calidad mediana.
 Predomina el color oscuro. Se une a la pobreza del hidalgo, la rutina. Sabía cada día lo que iba a comer y que ropa iba a usar. Toda una vida sin trabajar por su hidalguía, con armas guardadas, sin pluma que se mencione hasta el momento,  que le dé la salida de las letras, la monotonía invade, junto a la soledad, su existencia. Se justifica la lectura  porque mientras lee pasa a otro mundo. Si son novelas de caballerías es lo opuesto sus días iguales.
“Tenía en su casa un ama que pasaba de los cuarenta y una sobrina que no llegaba a los veinte y un mozo de campo y plaza  que así ensillaba el rocín como tomaba la podadera” Los personajes que rodean al hidalgo aparecen también indeterminados como este. Las mujeres, una, pasaba, la otra, no llegaba, la antítesis muestra lo lejos que están de llenar el vacío del futuro caballero, con una charla. Cervantes toma también irónicamente personajes que aparecen en las novelas de caballería, ama y sobrina.
Para el manejo de la hacienda tenía solo un mozo que se encargaba de la caballeriza como del campo, recordemos que la hacienda se había agotado en ropa y comida.
“Frisaba la edad de nuestro hidalgo con los cincuenta años” Seguimos manejando la imprecisión voluntaria del narrador, al ser omnisciente podía darle los años que quisiese. Pero no, él quiere que se presente como real. El personaje se irá acercando poco a poco a nosotros, desde su monotonía y pobreza. Antes dijo “un hidalgo” ahora “nuestro hidalgo” El posesivo, al ser la primera persona del plural, enlaza al narrador, que  compromete en el retrato, con lector.
En el siglo XVII la esperanza de vida eran los treinta años, nuestro hidalgo era viejo, y pobre. Triste realidad y nueva oposición con los héroes de las novelas de caballerías, siempre, jóvenes, hermosos, y fuertes. Cuando se llega a viejo, la tendencia es recordar, o dejar trascurrir los años sin cambios. Aquí ya se comienza a esbozar la valentía del hidalgo que elije sus últimos años para romper con un mundo heredado e ingresar en el mundo deseado. Una nueva forma de heroicidad.
“Era de complexión recia, seco de carnes, enjuto de rostro,” Continúa con el retrato que inmortalizarán pintores, escultores. Los contadores de historias que sin haber leído la obra, lo hicieron parte de su tradición. Ese Quijote que camina sin libro, en el recuerdo que se perpetúa de generación en generación.
 Cervantes le da fuerza, “complexión recia” para que soporte los rigores de sus aventuras pero le quita el estereotipo heroico al presentarlo “seco de carnes” Significaría flacura pero también la sequedad de un cuerpo que no ha conocido otra cosa que una “olla de algo  más vaca…” y un “vellorí de lo más fino”
“…gran madrugador y amigo de la caza” Pasa de lo físico a lo sicológico. Ya nos habíamos hecho a la idea de un viejo abatido por la rutina, la pobreza, pero no, queda en él, el espíritu de la aventura. Esperar el día siguiente con esperanza de cambio y la emoción de la caza que no  puede prevenir el arribo de la presa.
“Quieren decir, que  tenía el sobrenombre de Quijada o Quesada, que en esto hay alguna diferencia en los autores que de este caso escriben, aunque por conjeturas verosímiles se deja a entender que se llamaba Quijana... parece ahora la multiplicidad de narradores a través de la imprecisión de los nombres. Sigue la oposición a las novelas de caballería que lo destacaban
Pero se ingresa  a otra línea temática también en forma escurridiza. Ya en el Prólogo había mencionado “…el alivio tuyo en hallar tan sincera y tan sin revueltas, la historia del famosos don Quijote de la Mancha, de quien hay opinión, por todos lo habitantes del distrito de Montiel, que fue el casto enamorado y el más valiente caballero que de muchos años a esta parte se vio en estos contornos.”
 La novela no es solo realista en todo lo que se ha presentado, sino que quiere aparecer como narración de un suceso ocurrido  es decir histórica.
 El “quieren decir” sería el rumor que escuchó el narrador, la historia que caminó en diferentes  lugares. La pluralidad de nombres se justifica, muchos hablan, muchos opinan, los nombres se distorsionan en la medida que llegan de distintas fuentes.
A nuestro narrador no le importa cuáles sean los nombres manejados y menos buscar el “auténtico” sino los hechos que cuentan en la Mancha, la historia,   “que no se salga un punto de la verdad”.
Están dados aquí los cimientos de la novela realista. Como dice el prof Alfredo de la  Peña el autor  logra “meter el mundo en su novela”. “Armado con la parodia sale Cervantes  a desbaratar y acabar con los libros de caballerías, armado de una falsa celada sale su personaje a deshacer agravios y enderezar entuertos”.

                   Pasos a la locura  “Es pues de saber…”
                                                   Parte II

Entramos en el proceso de hidalgo a caballero andante, lo que la crítica ha llamado también, pasos a la locura. El narrador va enlazando los momentos de la estructura interna con elementos coloquiales. Recurso de la novela realista, acabado un tema  de la  conversación ingresamos a otro que la continúa,  tomando otra ruta. El personaje comienza a actuar, a tomar decisiones, es decir empieza propiamente la narración: “Es pues de saber que  este sobredicho hidalgo.”
Es interesante como “de un hidalgo de los…” “…nuestro hidalgo…” ahora es “sobredicho” mantiene el silencio del nombre y lo alude de la misma forma que al comienzo solo que cambiando los calificativos. “…los ratos que estaba ocioso- que eran los más del año,…” Rato, implica un período de tiempo relativamente corto, dentro de otro más extenso,  mañana, tarde, o noche en el del día. Se da una desproporción voluntaria, “del año”,  para fundamentar la ironía. Estaba ocioso sin hacer nada casi todo el año. Acá vuelve, la monotonía y el aburrimiento consiguiente que nos va a llevar al segundo tema, las novelas de caballerías. “Se daba a leer libros de caballerías, con tanta afición y gusto…”  Ya en el Prólogo había manifestado que son más los que alaban al género que los que lo repudian. En esta obra casi todos los personajes son lectores u oyentes de estas historias. Lo que se presentó como una simple parodia toma perfiles más complejos y debemos ir con cuidado. La justificación de la lectura del hidalgo es clara, dentro de su vida gris, las novelas prestan un mundo impregnado de aventuras donde todo es posible y los caballeros salen de ellas, airosos y llenos de gloria. La afición nace  de vida ficticia de la  narración, prestada, pero  apropiada.
El gusto es el placer de sumergirse en un mundo donde no hay que preocuparse de la comida, la ropa, o lo que rinda la hacienda. Un mundo sin miseria, hambre, frío, donde pese a los peligros y heridas se sale lleno de gloria. Aquí solapado dentro de su afición y gusto surge el primer desatino del personaje, salirse de sí mismo, dejar de ser para nacer, luego del proceso, de otra manera. Se va perfilando el primer paso a la locura
El narrador lo había presentado “… gran madrugador y amigo de la caza pero “…olvidó casi de todo punto el ejercicio de la caza…” Renuncia a su momento variable del día, su único pasatiempo activo, por la pasividad de la lectura que sin esfuerzo alguno, lo llevaba a situaciones mucho más emocionantes, que ver si viene una presa o no. Hasta este instante estamos dentro de lo permisible, no abandona sus obligaciones de hidalgo. Pero “…olvidó…la administración de su hacienda” aquí comienza el primer desliz. Si estaba casi todo el año ocioso como explicó antes, hacía muy poco y ahora nada. Además la hacienda apenas le alcanzaba para vivir muy precariamente, si la descuida menos provecho obtendrá de ella.
“Y llegó a tanto su curiosidad y desatino en esto…” Los límites se cruzan, ya la lectura no se toma como tal, leer para salir de la mediocridad sino que se incorpora a su mundo, curiosidad, querer saber más y más y se transforma en desatino. Tener tino es actuar acorde a las normas, desatino es lo opuesto como  “… vender muchas fanegas de tierra de sembradura para comprar libros de caballerías en que leer,” Se empobrece más aún por comprar libros, importa solo la temática, no el autor o la calidad. Quiere solo leer, por eso compró todos “los que pudo haber de ellos”
  Demuestra como se va  despegando de su realidad e  ingresa en la realidad caballeresca. Vende tierra fértil para comprar libros que le van a  “secar el celebro”. La antítesis unida a la ironía es clara.
Al deseo de evasión del personaje, se suma la parodia del narrador y comienza la crítica, primero al estilo, luego al contenido. Cita a Feliciano de Silva autor de varias continuaciones de Amadís de Gaula entre1514 a1532 “porque la claridad de su prosa y aquellas intricadas razones suyas le parecían de perlas.” Sigue con la ironía porque lo más ajeno a esa prosa es la claridad, más si la unimos a intricadas. La imagen “de perlas” muestra como se va perdiendo de la realidad el personaje. La perla es esférica, dando sensación de perfección, aparte su nacarado la une al blanco, lo claro, lo que cita, es lo opuesto.
“… y más cuando llegaba a leer aquellos requiebros y cartas de desafío…” Requiebros son las quejas del enamorado caballero a su dama, o la confesión de su amor. Cartas de desafío son aquellas que se mandaba a un caballero para plantear, los términos y características de la lucha. Imaginemos la emoción del hidalgo, al vislumbrar la situación amorosa o la posible lucha con otro caballero, Eso justifica el “y más…” de que se vale Cervantes. Que ahora se ríe abiertamente con la cita: “ La razón de la sinrazón… fermosura” el arcaísmo es una de las características del estilo de las novelas como ya se mencionó  La segunda cita viene a afirmar la asiduidad de la reiteración innecesaria y vacua de sentido:  “Los altos cielos …grandeza”
Y la conclusión del narrador aparece precisa, justa, usando la palabra reiterada, tantas veces, por  de Silva,  implica el segundo paso, a la locura, con tanta “razón”, perdía la razón: “Con estas razones perdía el pobre caballero el juicio, y desvelábase por entenderlas y desentrañarles el sentido…”Dentro de la parodia que siempre encubre los significados y llama a la risa, Cervantes hace que el narrador nombre al personaje de otra forma. EL “sobredicho hidalgo”  ahora es “el pobre caballero”. Es un paso fundamental para la comprensión de la intención del autor frente a su “hijastro” como un padre, antes de recibir el pedido, le concede la caballería, escala superior a la suya dentro de la nobleza y  habilita el “don” que usará cuando se autonombre ”don Quijote de la Mancha”   Mientras el lector se ríe del afán de entender lo incomprensible, buscar en la  profundidad de su esencia lo que no aparece en superficie, instala por primera vez en la novela, el sueño del hidalgo. Es el juego de apariencia  y realidad tan trabajado por otro clásico, Shakespeare, contemporáneo de Cervantes.
 Mercucio-… ¡Dadme un estuche para poner mi rostro! ¡Una careta para otra careta! Romeo y Julieta Acto I escena IV.
El hidalgo era la careta que le dio la sociedad española al personaje, él elije, la de caballero andante, desfasado en el tiempo,  pero con promesas de aventuras, fama y llevar la justicia al mundo. Cervantes conocedor por experiencia propia, de los desencantos que encierra luchar por gloria y justicia, le compadece: ”pobre”
“…  que no se las sacara ni las entendiera ni el mismo Aristóteles si resucitara solo para ello”  Ni el filosofo famoso desde la antigüedad griega lograría tal hazaña aunque volviera a la vida solo para intentarlo.
Pasamos a la parodia de los contenidos. “No estaba bien con las heridas…” Aparece  falta de lógica que ante tantas luchas, don Belianís, no tuviera cicatrices y señales. Entiende que sobreviva a los enfrentamientos, porque grandes médicos le curan, pero sabe por experiencia, que cada herida de esa magnitud debe dejar huella. Pese a esto: “alababa en su autor acabar el libro con la promesa de aquella inacabable aventura.” Cervantes respetuoso de las reglas clásicas de composición, critica, terminar un libro sin darle fin. Tampoco a pesar de alabarlo lo convence al personaje y aquí vendría en su auxilio, la pluma. Volverse escritor de novelas de caballerías. Así quedaría dentro de la hidalguía y entraría en la emoción de crear un mundo. Pero por qué escribir si se puede vivir
 Tentación  de la pluma, cede paso al afán de ser partícipe de ese mundo.
También  Cervantes sintió el deseo de dirigir su pluma hacia ese rumbo,  según algún crítico, que manifestó que  escribió la mejor novela de este género.
“… y muchas veces le vino deseo de tomar la pluma  y dadle fin al pie de la letra, como allí se promete, y sin duda alguna lo hiciera…”
 El narrador presenta en el proceso sicológico, que sigue el hidalgo, varios momentos de duda: “muchas veces” Cincuenta años, dominado, por la rutina, la sociedad, no se quitan fácilmente del medio. Quizás haya otra salida, escribir aventuras: “y sin duda lo hiciera, y aún saliera con ello…”. Se le reconoce la capacidad de salir airoso como escritor. Quizás implique otra crítica a dichas novelas, cualquiera puede escribirlas.
 · Pero “el pobre caballero” es un buen lector, de esos que se integran  al mundo narrado. Y una vez que se ha gustado  la aventura  tan plenamente, después de una vida de hastío, vienen a estorbar la escritura: “… otros mayores y continuos  pensamientos…”  Si elige la pluma, crearía aventuras pero seguiría limitado por su olla de algo más vaca que carnero y su vellorí. Pero sus pensamientos se encaminan a la acción y  no a la recreación.
Después de este titubeo, el narrador abre un espacio para posicionar al hidalgo  y las novelas que lee, creando dos nuevos personajes: el cura y el barbero. Estos vienen de la mano de las novelas, se relacionan con el hidalgo por este tema.
 Demuestra Cervantes, lo que después será una constante en la obra, que la mayoría de los personajes de esta, han leído o tienen conocimiento sobre novelas de caballerías. 
“Tuvo muchas veces competencia con el cura de su lugar….” Sigue la imprecisión de nombre y del lugar que ahora aparece junto al posesivo. Todo pueblo tiene un  cura. España fue la abanderada de la Contrarreforma, no hay poblado sin iglesia o capilla.
El tema tratado entre el cura y el hidalgo es uno solo: las novelas de caballería. Discuten sobre los caballeros andantes como si hubieran existido y  no  fueran entes ficticios: “… sobre cual había sido mejor caballero: Palmerín de Inglaterra o Amadís de Gaula…” Mayor es el compromiso porque no coinciden en cuál es el mejor y en la controversia viene a la obra el barbero “… más maese Nicolás, barbero del mismo pueblo, decía que ninguno llegaba la caballero del Febo…”Los tres tienen su favorito acorde a su forma de ser.
En cuanto a la creación del cura y el barbero es diferente técnica, aunque los dos llegan a la novela por su oficio. Al cura lo presenta mediante una aclaración  “ –  que era hombre docto, graduado en Cigúenza-“ Primero lo presenta por su doctorado, que habla de su cultura, pero luego lo limita al citar la Universidad donde se obtuvo, de poco prestigio.
Al barbero como “maese”  Según la nota de la Edición de La Real Academia, tratamiento que se daba a los barberos que realizaban pequeñas curas médicas.
Tres personajes entusiasmados en las novelas de caballería, cada uno en su mundo, dos tienen vocación u oficio, el tercero se ahoga en su hacienda.
“En resolución, él se enfrascó tanto en su lectura, que se le pasaban las noches leyendo de claro en claro, y los días de turbio en turbio…”
Hasta el momento anterior,   había hechos que no comprendía del mundo de las novelas, como la ausencia de cicatrices de Belianís o el poner fin a la novela con la promesa de “aquella inacabable aventura”. Sus discusiones con los nuevos personajes muestran que su discernimiento mantiene ciertos límites con la cordura.
Ahora el narrador va a dar el salto que lo separe de su mundo cotidiano. La expresión “en resolución” muestra la ruptura de ese mundo. No olvidemos que Cervantes es quien maneja a este narrador y cada palabra es importante. Vamos al significado  de “resolución” Acción o efecto de resolver, o valor, o actividad.  Los tres se aplican al texto El personaje se  resuelve por los continuos pensamientos que estorbaban la posible  escritura. Su decisión requiere de valor al marcar la ruptura con su vida de simple hidalgo y  su  actividad se va a centrar solo en la lectura.
  La  descripción a través de la imagen “…él se enfrasco” da el aislamiento, se metió en el “frasco” del mundo caballeresco a través de la lectura. Ese aislamiento lo lleva a la pérdida de la noción de tiempo y “pasaba las noches  leyendo de claro en claro, y los días de turbio en turbio” el juego de antítesis nos da la humanidad del personaje. En las noches, en lugar de dormir siguiendo la natural costumbre, lee. Pero como está oscuro necesita la lámpara “claro” Se da la oposición en la oscuridad normal de la noche y la claridad de la lámpara. También el transcurrir del tiempo lee desde la puesta del sol hasta el amanecer cuando vuelve la luz natural. Como no durmió pasa, semidormido, el día, la vista turbia por el sueño.
“Y así del poco dormir y del mucho leer se le secó el celebro de manera que vino a perder el juicio.” Por carencia y exceso  enloquece. No es héroe es un simple hidalgo si no duerme y lee de continuo, excede su naturaleza humana. El cerebro aparece como símbolo de pensamiento, inteligencia, cordura. Como una planta a la que se rompe su ciclo natural se seca, muere, él  pierde el juicio. Es la primera vez que el narrador, habla  de locura, antes mencionó desatino, apasionamiento por las novelas, ahora en una frase simple,  en su imagen y aseveración instala la locura en la novela.
 “El hombre es tan necesariamente loco que ser loco es ser loco por otra especie de locura” Pascal 
Bajo esta óptica tenemos que analizarla en la novela, lo irracional racional, locura cordura, están en cada uno de nosotros seamos o no conscientes de ello.
Como se le secó el celebro el espacio que este ocupaba se llenó de la fantasía del mundo novelesco. “… así de encantamientos, como de pendencias, batallas, desafíos, heridas, requiebros, amores, tormentas y disparates imposibles…” La enumeración va uniendo elementos de distinta entidad para mostrar la incapacidad del pobre caballero de discernir. Da la sensación de la celeridad con que se van asentando en su cabeza, uno tras otro y el remate “disparates imposibles” nos muestra la inserción del juicio directo del narrador y con él, la crítica de Cervantes a las novelas de caballería por su falta de realidad. El pleonasmo lo resalta, el disparate es de por sí imposible.
“… y  asentósele  de tal modo que era verdad  toda aquella máquina de aquellas soñadas invenciones…” Primero llenaron su cerebro como un remolino, luego se asentaron, es decir se afianzaron. La metáfora  afirma una máquina de soñadas invenciones.
Luego confronta un héroe,  el  Cid Rui Díaz, personaje histórico que dio lugar,  al primer poema en lengua romance de Castilla “El cantar del Mío Cid” con un personaje de las novelas, el Caballero de la Ardiente Espada. El Cid luchó contra los moros en la Reconquista, Amadís, Caballero de la Ardiente Espada con dos fieros gigantes. La historia es de los hombres que la forjan, la fantasía es lo que los hombres imaginan. La última no tiene límites La historia recoge hazañas, la imaginación desborda las mismas por lo ilimitado de su territorio.
Nombra varios ejemplos para llegar a la culminación del proceso.
“En efecto, rematado ya su juicio, vino a dar en el más extraño pensamiento que jamás dio loco en el mundo” El narrador vuelve a tomar parte para mostrar el efecto que hacía en el personaje dar veracidad a disparates, soñadas invenciones. Manifiesta la pérdida total de la cordura a través de la expresión “rematado” con  dos de sus posibles significados. Dar fin o remate a algo. Finaliza el proceso de los pasos a la locura, el camino del hidalgo al caballero andante. O dar la muerte definitiva. Lo que muere es el juicio, el razonamiento del personaje. El adverbio de tiempo “ya” marca la inmediatez del proceso. Pero volvemos a lo dicho antes, la locura del  personaje es uno de los temas más complejos de la novela. Observemos la técnica del narrador “… vino a dar en el más extraño pensamiento…” Si al pensar razonamos, estructurando el pensamiento por el lenguaje, cómo puede  llamarse loco a quién piensa. Extraño, sí, pero pensamiento al fin. Luego la separación de la locura corriente: “…jamás dio loco en el mundo…”.  Locura extraña, limitada y exclusiva, del ser del personaje.
A partir de ahora se desarrolla el pensamiento   “Y fue que le pareció convenible y necesario, así para el aumento de su honra como para el servicio de su república, hacerse caballero andante, y irse por todo el mundo con sus armas y caballo a buscar las aventuras…” Ahora el narrador pasa a expresar los motivos de su decisión  y detrás de ellos llega  a la antítesis  de la vida que describió hasta ahora. La rutina, la necesidad ceden paso a la aventura  y  facilidad, en el logro de la misma. Lo considera “convenible y necesario” una vez entrevista la salida, la conveniencia y la necesidad se suman. El aumento de su honra le borraría  el anonimato. Sería conocido como los caballeros que ve en su mundo de fantasía. El servicio a su república, como motivo es más complejo de explicar. Es evidente que no alude a  república como forma de organizar el gobierno de un estado, ya que el del personaje y autor es monárquico. Quizás nos ayude la etimología y aluda a “res,” cosa pública, lo significaría otra forma de salir de su claustro al mundo. Además este motivo prácticamente no vuelve a aparecer en la novela.
“…hacerse caballero…”  no lo es ni  lo será tiene que hacerse primero, luego creerse, la duda va a perseguirlo casi siempre.
Se diluye en el recibimiento de los duques, Segunda parte 1615 “…y aquel fue el primer día que de todo en todo conoció y  creyó ser caballero andante verdadero y no fantástico…”

“…Irse por todo el mundo…”     , debe, para ser caballero, dejar el lugar donde le conocen e irse a lugares nuevos, para  ser, debe tener un segundo nacimiento, lejos. Entonces aspira encontrar las aventuras anheladas usando la experiencia de lo leído en las novelas de caballería. Surge por primera vez el ideal junto a la aventura: imponer justicia “…deshaciendo todo género de agravios…” La facilidad de su mundo caballeresco, le hacen, aún antes de salir, sentir el sabor de la fama” Poner al vuelo su imaginación: “…Imaginábase  el pobre ya coronado del imperio de Trapisonda”  Si Reinaldos lo logró, él también. El narrador y detrás de él, Cervantes, que vio deshacerse tantos sueños heroicos, compadecen al hidalgo y al crudo choque con la realidad que le espera. El imperio de Trebisonda  o Trapisonda  surge de la fábula de la novela de Reinaldos. El recién hecho caballero sueña con lograrlo porque ese es ahora su mundo. El narrador juega con el nombre  y sugiere al lector que este caballero andante recién, hecho solo lograría un imperio de trapo. 
ARREGLO DE LAS ARMAS.
  ROCINANTE.
AUTONOMINACIÓN COMO CABALLERO

 La decisión ya está tomada, el gusto por el mundo caballeresco lo empuja hacia su deseo. Se piensa y se hace a sí mismo, caballero. Está ahora en el límite  hidalgo-caballero, o sea en nada. Quiere salir y  concretar el sueño.
 De la pasividad de la lectura pasa a la acción, proveerse de lo necesario.  Las armas, son la necesidad primaria. No puede ir a una armería, por dos razones, no tiene dinero y la más importante no quiere hacer pública su decisión, teme que se la estorben. Soluciona con lo que tiene: “Y lo primero que hizo fue limpiar unas armas que habían sido de sus bisabuelos…” Va a las armas de sus antepasados, (las que justifican la hidalguía que heredó), pero estas no vienen de los caballeros andantes, sino de la historia de su familia y país, tres generaciones antes. Las “limpia” de esas luchas para validarlas en su nuevo mundo caballeresco.  El tiempo ha dejado sus marcas y el narrador las señala en el “orín” y el “moho”, el orín es el óxido que se forma sobre el hierro cuando este no se cuida, están “tomadas” es decir que el metal se ha debilitado por falta de cuidado. El moho reafirma el concepto. “… luengos siglos…” La hipérbole “luengos” proyecta la omisión  y la visión de un tiempo sicológico. El tiempo se evalúa en medidas. No hay siglos largos o cortos, lo  parecen en la percepción síquica. Los vocablos unidos también sugieren el proceso “puestas y olvidadas” Ya no tienen espacio propio,  solo las dejan en un rincón. Con el pasar de los días, años, son olvidadas.  La necesidad del hidalgo por armarse las vuelve a la vida. “Limpiólas y aderezólas lo mejor que pudo”. Puso todo su esfuerzo pero no logró devolverles la apariencia primera. No se detiene por ello porque… “vio que tenían una gran falta, y era que no tenían celada de encaje sino morrión simple.”
 Celada : casco que cubría la cabeza, la nuca y, si llevaba visera, también la cara; era de encaje cuando mediante una  especie de falda, podía encajarse directamente sobre la coraza. Morrión simple: casco sencillo propio de arcabuceros. (Nota extraída de la versión 2005 RAE)
La gran falta es que no se conoce caballero andante con un simple morrión. Como se hizo él, de la lectura, va a superar el problema, haciendo también su armadura. Ahora no es el papel del libro, es cartón, elemento maleable y a su alcance. “Es verdad que…” En narrador insiste en la veracidad de lo que cuenta porque en esos juegos de claros y turbios, demuestra, como hizo antes, el razonamiento  dentro de la locura. “…para probar si era fuerte y podía estar al riesgo de una cuchillada…” Se trabaja el Pretérito. Imperfecto para definir la fuerza y el Condicional para el golpe, ilustrando así que no está seguro por completo de la firmeza de su “industria”
“… sacó su espada y le dio dos golpes…” la prueba debe ser breve porque está ansioso por salir, pero pese a los dos golpes pensados bastó con el primero,   “… y en un punto deshizo lo que había hecho en una semana…” 
 El punto, como en J. Manrique,(copla II Coplas por la muerte de su padre), es la imagen, que define el instante.
 Se opone la facilidad y prontitud a su esfuerzo de una semana. El contraste temporal es evidente “…y no dejó de parecerle mal…”. Pero el anhelo de salir armado caballero lo lleva a intentarlo nuevamente, solo hay un cambio “unas barras de hierro” El narrador vuelve al juego locura-cordura  sembrando en el lector, la duda.  “ … y sin querer hacer nueva experiencia de ella….y tuvo por celada finísima de encaje” Se dice satisfecho de su fortaleza pero no la prueba, Con la “experiencia” anterior bastó. Nos preguntamos dónde está su “locura”.Si estuviera realmente loco la probaría.  Surge también un nuevo elemento en la novela: la doble mirada, narrador y personaje ven la realidad según su conveniencia.  Para el narrador  es una celada de cartón. Para el personaje “finísima de encaje”. Cervantes vuelve a jugar con la duplicidad del concepto, fino:  a)grosor, b) buena calidad.
Resuelto el tema de las armas va al caballo. No lo busca, lo mira “Fue luego a ver a su rocín…” Es el rocín flaco de la primera parte del capitulo, a diferencia de las armas,  ya formaba parte de la vida cotidiana de la hacienda. Ahora, va a ser caballo de caballero andante, debe verse de otra manera, y así lo hace.  Pone como comparativo, dos caballos de héroes como Alejandro o el Cid, personajes de la historia no de la ficción caballeresca.
 Tiene que contrastar la mirada previa del narrador: “y aunque tenía más cuartos que un real y más tachas que el caballo de Gonela, que tantum pellis et ossa fuit”. Cuartos, se toma, como es típico en Cervantes, bajo triple acepción, enfermedad de los caballos, moneda de poco valor, la zona  musculosa  sobre las patas. Las tres se suman para evaluar la calidad del caballo. En la parte más necesaria para su cometido sus músculos están tan finos como el perfil de una moneda. Como dice la cita en latín piel y huesos. Volvemos al concepto primario,  es un rocín flaco. Se agregan las tachas, manchas, defectos que carga y se lo compara al caballo de Gonela, bufón famoso de la corte de Ferrara. La sonrisa condescendiente de Cervantes, frente al narrador, que le da a Rocinante  la calidad  de ser caballo de un bufón. El caballero  antes de salir ya lleva la burla en su cabalgadura. El amo, seco de carnes, el caballo, piel y huesos,  van a salir a imponer justicia y honor al mundo. 
 “Cuatro días…” el tiempo ya está pautado en períodos, “una semana”, “cuatro días,” porque el personaje no quiere demorar su salida. Para que deje de ser “rocín flaco” sin dejar de serlo, porque el personaje siempre basa su mirada en la realidad, la que él ve, hay que ponerle nombre. “no era razón que caballo de caballero tan famoso y tan bueno él por si…” En su sueño ya se ve proyectado a la fama, por lo tanto su caballo tiene que estar a su altura. “… y así procuraba acomodársele de manera que declarase quien había sido antes, que fuese de caballero andante y lo que era entonces…” siempre la base de la proyección a la gloria, mantener lo que fue, para enaltecer lo que es. El nombre debe ser “famoso y de estruendo”  para que ratificara la fama y por su sonoridad no se olvidara. Viene luego la enumeración de verbos para dar el proceso mental del personaje, los cuatro días de la búsqueda, hasta que llegó a Rocinante. Se agrega a la fama y sonoridad, el significado: “…alto, sonoro, y significativo” El ante en su doble significado de anterior y excelencia. Antes fue rocín y ahora era “antes y primero de todos los rocines del mundo.

" Puesto nombre  y tan a su gusto a su caballo quiso ponérsele a sí mismo, y con este pensamiento duró otros días..." Seguimos el camino hacia el caballero ahora con la autonominación.
 El nombre ha sido en las culturas antiguas,  por ejemplo, en la hebrea, significativo del ser. Baste recordar el significado de Rut , "la amiga"y el libro de Rut en el Antiguo Testamento(Biblia de Jerusalén) donde la moabita conmueve por su amistad y entrega.
 El hidalgo debe buscar un nombre que lo transforme, que sea la vía a la caballería andante, pero que mantenga su ser anterior. El narrador maneja los tiempos, si el nombre del caballo llevó cuatro días, el del caballero el doble. "...y al cabo se vino a llamar don Quijote..." El "don", que Teresa Panza criticará más adelante, no le correspondía como hidalgo. Pero la facilidad del mundo caballeresco en el que ha ingresado, le permite el ascenso en el orden social.
Las notas de la edición de la RAE explican: El nombre del protagonista es el de una pieza de la armadura, el quijote,....que cubría el muslo por otro lado, recuerda al Lanzarote de las novelas artúricas y se sirve de  una terminación que en español suele limitarse a términos ridículos o  jocosos.Así don Quijote sonaba en la época como una distorsión cómica del ideal caballeresco."
 Cervantes aporta a su narrador, trabajar con multiplicidad de significados, adherimos a los expuestos, pero  nos inclinamos a la significación que nos guía la novela"de donde como queda dicho, tomaron ocasión los autores de esta tan verdadera historia que sin duda se debía llamar Quijada y no Quesada como otros quisieron decir." No olvidemos la ruta que siguió el personaje con el nombre de Rocinante, alto sonoro y significativo, de lo que había sido, y la aseveración de que debía ser, Quijada, nos llevaría a tomar la raíz del nombre Quij y la terminación sería ote que también es un sufijo aumentativo. 
"Pero acordándose que el valeroso Amadís....añadió el nombre de su reino y patria". El modelo a seguir, esbozado en las conversaciones con el cura empieza a afirmarse en la novela. su mundo caballeresco se alimentará de la imitación del caballero de la ardiente espada . "Así quiso, como buen caballero añadir al suyo el nombre de la suya y llamarse "don Quijote de la Mancha"

CREACIÓN  DE DULCINEA
"Limpias, pues, sus armas, hecho del morrión celada, puesto nombre a su rocín y confirmándose a sí mismo,se dio a entender que no le faltaba otra cosa sino buscar una dama de quien enamorarse," 
Entramos en el terreno más resbaladizo de las necesidades del caballero: la dama. El narrador realiza una enumeración de los pasos anteriores, separando el último. Hasta el momento le bastaron sus manos, para limpieza y fabricación de las armas, su mirada, para transformar el caballo, el nombre para confirmarse a sí mismo.
 La nota de la  edición de la RAE expresa: "el ser armado caballero se entendía como análogo al sacramento de la confirmación, momento que se puede cambiar de nombre"
Pero el paso siguiente implica por primera vez, la búsqueda fuera de su hacienda. No es un objeto, es un ser al que amar en forma incondicional como dictaban las normas de la caballería. Significa llamar a su corazón, viejo y gastado por la rutina, a latir por alguien, para su nuevo ser, un alma. No es fácil pero es imprescindible "porque caballero andante sin amores era árbol sin  hojas  y sin frutos y cuerpo sin alma" la comparación es por sí misma elocuente. La vida y esencia de la caballería que emprende el personaje, es la dama.
El narrador debe ser muy cuidadoso y Cervantes lo encamina con la habilidad de siempre, porque la base de la novela son las aventuras  del caballero y dedicarlas a su dama.
Salvador de Madariaga en su obra,(ya citada en el análisis) habla del mito de Dulcinea.
 La segunda acepción de mito, del diccionario de la RAE: es historia ficticia  o personaje literario que condensa alguna realidad humana de significación universal".
El crítico hablando del valor que don Quijote concede a Dulcinea dice: " es la encarnación de todos aquellos valores (como diríamos hoy) a los que puede y debe  sacrificarse un caballero. Dulcinea es, en una palabra la Gloria" 
Es complejo también llegar al sentido que quiso darle Cervantes. Primero Dulcinea no es personaje de la novela, para serlo, tendría que llevar la acción narrada, y no aparece en ningún momento, ni en palabras ni en hechos.
 Sin embargo, toda la novela se mantiene mientras don Quijote crea en ella , y todo cuanto hace es en su nombre.
 No vive en la novela, vive en un personaje de esta, es un ente dentro de este.  Late en su interior con la misma firmeza y eterna duda que se armó caballero. 
Complejo es también el proceder del narrador: primero instala la proyección del personaje al mundo caballeresco, mediante el diálogo, luego su entusiasmo al imaginar la aventura, usando una serie de oraciones disyuntivas, después eleva a la dama a "dulce señora", por último instala el humor mediante el nombre y discurso del gigante. Cuando  don Quijote se alegra de su capacidad para elaborar un discurso propio de las novelas de caballería, en forma solapada y sembrando dudas, instala la base real de Dulcinea. No olvidemos que el caballero no imagina, cambia  realidades, acomodándolas a sus deseos.
Habla consigo mismo "- Si yo por mis pecados o por mi buena suerte.."La disyuntiva terminará en el encuentro con el gigante. La primera opción habla de este como castigo, la segunda, como suerte. El personaje dentro del mundo caballeresco tiene tanto donde acudir, que no se define. Sí, al objetivo, encaminarse a una de las mayores victorias, derribar un gigante. Amadís derribó a dos, es habitual " como de ordinario les acontece a los caballeros.."
Imaginando la aventura, no se decide cómo va a ser el encuentro:  derribarlo o partirlo por la mitad, lo que sí, afirma, es el resultado "le ve venzo y le rindo"
De qué sirven las victorias si no tiene a quien "enviarle presentarlo" Así recreando la escena del gigante vencido, hincado, vemos la primera mención de Dulcinea "mi dulce señora" Ya no es una necesidad "dama de quien enamorarse" es dulce señora de su alma.
Ahora que nos vamos acercando, Cervantes, cuida de velar, la entrada de esta, mediante la burla. El nombre del gigante también es significativo, como el del caballo y caballero, "Caraculiambro, señor de la ínsula de Malindrania" aludiría a cara de ...
El entusiasmo y el gusto que le da imaginar la aventura lo lleva a proyectar su fama hasta lo ilimitado " el jamás como se debe alabado" Remeda el lenguaje arcaico de las novelas (que el autor criticó al comienzo del capítulo) "ínsula" " el jamás como se debe" " vuestra merced para que vuestra grandeza disponga de mí a su talante" Aquí aparece también la sintaxis. 
"¡Oh cómo se holgó nuestro buen caballero cuando hubo hecho este discurso..." Ya comienza a participar en el mundo caballeresco dominando su lenguaje. "... y más cuando halló a quien dar nombre a su dama!"  La doble alegría del personaje se une a la risa del lector por el discurso y  nombre del gigante. El narrador encubre la base real de Dulcinea.

"Y fue, a lo que se cree,..." Plantea la duda, dentro de su omnisciencia, no  se pronuncia. 
"... que en un lugar cerca del suyo..." No podía ser de otra forma, el mundo del personaje era limitado. 
"... había una moza labradora de buen parecer" el mundo que rodea la hacienda es de labradores, aldeanos. Cervantes no le otorga  la hidalguía que la hiciera par del personaje. No es noble pero le otorga la belleza, esencial para la dama de caballero andante.  
"... de quien  él un tiempo anduvo enamorado" el hidalgo acude con sus sentimientos para facilitar al caballero, como lo hizo con todo lo anterior. La belleza de la labradora despertó su amor pero "según se entiende, ella jamás lo supo ni le dio cata de ello" Aparece otro rasgo del personaje, el recato,  la timidez. Sus sentimientos se quedaron en su interior sin manifestarse abiertamente.
Ahora el narrador nos da con seguridad, el nombre: Aldonza Lorenzo y también define el origen de Dulcinea :"... le pareció bien darle título de señora de sus pensamientos.
 Pero el personaje  debe ascenderla para que ingrese al mundo caballeresco y lo hará con el nombre " que no desdijese mucho del suyo..."
La cita de la Edición de RAE explica :" En la actual provincia de Toledo, Aldonza y Dulcinea eran nombres de mujer que se relacionaban entre sí".
 Los dos sugieren dulzura. Como él creció con el "don"   a la dama le da un nombre que  " tirase y se  encaminarse al de princesa y gran señora..." Desde el nacimiento de la "dama " en su interior  hasta el encuentro con la misma, en la figura de Aldonza, ha crecido. Se encamina a la alta nobleza, princesa. Más adelante la llamará "emperatriz de la Mancha"
El caballero tiene su dama a quien brindar sus victorias cuando salga al mundo y Cervantes ha instalado en la novela, sin que el lector se sorprenda, a una dama, que no aparecerá pero regirá el destino de aquel.
 "... vino a llamarla "Dulcinea del Toboso porque era natural del Toboso" eso parte del mundo del hidalgo y el autor lo destaca como certero. "... nombre a su parecer,  músico y peregrino y significativo, como todos los demás que a él y sus cosas había puesto" 








































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