PABLO NERUDA
Memorial de
Isla Negra
La
injusticia
Quien
descubre el quién soy descubrirá el quién eres.
Y el
cómo, y el adónde.
Toqué de
pronto toda la injusticia.
El hambre no
era solo hambre,
sino la medida del hombre.
El frío, el
viento, eran también medidas.
Midió cien
hambres y cayó el erguido.
A los cien
fríos fue enterrado Pedro.
Un solo
viento duró la pobre casa.
Y aprendí
que el centímetro y el gramo,
la cuchara y
la legua medían la codicia,
y que el hombre asediado se caía de pronto
a un
agujero, y ya no más sabía.
No más, y
ese era el sitio,
el real
regalo, el don, la luz, la vida,
eso era,
padecer de frío y hambre,
y no tener
zapatos y temblar
f rente al juez, frente a otro,
a otro ser con espada o con tintero,
y así a empellones, cavando y cortando,
cosiendo, haciendo pan, sembrando trigo,
pegándole
a cada clavo que pedía madera,
metiéndose en la tierra como en un intestino
para sacar, a ciegas, el carbón crepitante
y, aún más subiendo ríos y cordilleras,
cabalgando caballos, moviendo embarcaciones,
cociendo tejas, soplando vidrios, lavando
ropa,
de tal manera que parecería
todo esto el
reino recién levantado,
uva
resplandeciente del racimo,
cuando el
hombre se decidió a ser feliz,
y no era ,
no era así. Fui descubriendo
la ley de la
desdicha,
el trono de
oro sangriento,
la libertad
celestina,
la patria
sin abrigo,
el corazón
herido y fatigado,
y un rumor
de muertos sin lágrimas,
secos, como
piedras que caen.
Y entonces
dejé de ser niño
porque
comprendí que a mi pueblo
no le
permitieron la vida
y le
negaron sepultura.
Estructura
externa: el poema se compone de
cuarenta y tres versos. No hay métrica ni rima regular, son por consiguiente, versos libres.
Estructura interna se da en un movimiento circular, empieza buscando “el quién soy” y finaliza
definiéndolo. Se señalan cinco momentos:
1) A través
de una afirmación y tres preguntas llegar al ser del hombre.
2) Tocar la
injusticia.
3) Aprender
su origen en las vivencias del pueblo.
4) descubrir
que los valores: libertad, patria y demás no existen.
5) Dejar de
ser niño para encontrarse en la verdad del pueblo.
El título es
catafórico, adelanta el tema del poema. La injusticia, que ha reinado en la
humanidad, desde sus comienzos, le ha quitado la esencia al ser humano de ser,
común, igual y solidario. ¿Quién se
puede llamar hombre cuando a su alrededor el mundo se desploma de hambre,
frío. Muertos secos, porque no tuvieron
vida. La ley de la desdicha rodea al pueblo quitándole toda posibilidad de ser.
En El canto General, el poeta había
llamado a un nuevo comienzo “Sube a nacer conmigo hermano” Ahora, en otro
momento de su vida, entiende que no es posible mientras se mantengan seres, no
hombres, que se alimenten de la injusticia quitándoles a sus congéneres lo que
por ley de vida les corresponde.
En el primer
verso plantea ya el problema existencial, a través de cuatro preguntas, quién
soy, quién eres, cómo soy y adónde estoy. Es la afirmación de la esencia
humana, descubrirse, verse, es abrirse al entorno que nos rodea. Somos seres
inmersos en una sociedad, en qué lugar está el otro, cómo vive y quién es, nos
implica y compromete.
Pero ese
abrir los ojos lo lleva a chocar abruptamente con la injusticia: “Toqué de pronto toda la injusticia” Mediante la
sinestesia vuelve palpable lo abstracto, tocar es sentir por el tacto, esa
realidad tan dura, penetra en cuerpo y alma.
Y “de
pronto” el adverbio de tiempo, marca la
idea de golpe rápido. El indefinido “toda” abarca precisamente el otro
agravante, la totalidad. No se acerca a algo injusto, no es una situación
injusta, no, es toda la injusticia que rodea su búsqueda del ser entrando por
su piel a su alma.
No es la
anestesia que tenemos hoy, a la que nos lleva
una sobreinformación dirigida y que nos hace ver un cadáver, cientos quizás, en
la pantalla, mientras comemos una
galleta. ¿Y quién somos? Los que decimos
“¡Qué horrible” y damos otro mordiscón.
El poema es el choque que nos obliga a “tocar toda la injusticia
Comienza a
enumerar necesidades básicas del ser humano, derechos de existencia: comida,
abrigo: “el real regalo, el don, la luz, la vida
“El hambre
no solo era hambre, //sino la medida del hombre// El frío, el viento…” La primera carencia que presenta la injusticia: hambre. Se le unen el frío y el
viento. Ausencia de lo básico para sobrevivir ¿Por qué se transforman en
medidas? Porque el Hombre, el ser digno de tal
atributo, pese a la carencia, apuesta por la vida y lucha. Aunque sea
inútil, en esa lucha la honra.
“Midió cien
hambres y cayó el erguido” El número cien
es significativo en toda la cultura occidental como símbolo de período completo: Los
cien sonetos de amor del autor que
trabajamos. Cien años de soledad de
Gabriel García Márquez son ejemplos claros en el siglo XX.
La forma de
nombrar la dignidad humana, “el erguido”, prueba la honra que implica soportar
el hambre más allá de lo posible llevándolo a un plano heroico. Pero hasta el
héroe cae frente a la necesidad básica.
“A los cien
fríos fue enterrado Pedro” Vuelve al número cien con el mismo valor.
Neruda sabía
por experiencia propia los rigores del frío, en su discurso al recibir el
premio Nobel, los evoca al contar, su
paso por la cordillera de los Andes. Aquí no es caída, es entierro. Personaliza
al nombrar. Ya no es “el erguido” es Pedro. Pero tiene la significación del
nombre la misma fuerza del erguido, viene
del arameo Kéfá que significa roca.
Las cosas,
hechas por los hombres, duran menos. “Un solo viento duró la pobre casa” La
casa es hogar, es abrigo, debía ser igual para todos pero no es así. Las casas de los pobres son frágiles,
precarias tanto que basta un viento para su desplome.
Pasamos al
segundo momento, la enseñanza, comprender por qué cayó el erguido y fue enterrado
Pedro,
Pasa porque lo que naturalmente debía ser de
todos es de pocos que lo atesoran y miden “…el centímetro y el gramo, //La
cuchara y la legua…” Nombra pequeñas
medidas de longitud y peso para señalar que se controla desde lo más chico
abarcando todo. Si el hambre y el frío medían la grandeza humana de soportarlos
y seguir, estas miden la “codicia”. Lo opuesto, la pequeñez de estos seres. No
son necesidades esenciales son medidas
para acopiar lo que al otro le falta. Y como abarca todo, desde el centímetro,
el gramo, para el hombre no queda nada: “…y que el hombre asediado se caía de
pronto// a un agujero, y ya no más sabía.” El asedio da carencias y señala la
caída abrupta. El hombre espera lo que le toca de la vida, pero se lo roban y
empujan sin aviso al agujero. Así sin luz, sin alimento queda prisionero entonces le quitan también el saber, su única
defensa. “...Y ya no más sabía” Se unen los dos adverbios de tiempo marcando el
proceso “de pronto” “ya”. La rapidez y la inmediatez impiden ver
“no más, y
ese era el sitio,” La repetición de “no más” al final de un verso y comienzo
del siguiente, plantea la ceguera en ese agujero como
los hombres del mito de la caverna, ( La República, Platón),
viendo pasar imágenes, encadenados a esa vida.
“el real
regalo, el don, la luz la vida// eso era, padecer de frío y hambre, // y no
tener zapatos” La antítesis vuelve palpable la ironía y su consecuencia en el
hombre ciego.
El primer término antitético es una
enumeración, donde a través de cada una de las expresiones nombra el deber ser
de la última: la vida. Esta es: regalo, don, luz. El hombre asediado no lo sabe
porque se lo robaron y el milagro de vivir queda en “eso era, padecer de frío y
hambre,…”.El mismo proceso que marcó las medidas del hombre, ir de lo
inmaterial a lo material se ve aquí. Antes fue la casa, ahora son los zapatos.
Uno es cobijo, el otro sería necesario para caminar hacia la salida del
agujero. Viene la grandeza del erguido y de Pedro, que desafiaron a los codiciosos porque sabían
su derecho a la vida. Pero ahora no se puede porque la ignorancia “eso era” es
la fuente de poder que somete. Y quien no sabe definir “eso” pierde el sentido
de la vida Y quien no sabe teme: “… y temblar frente al juez, frente a otro //a
otro ser con espada o con tintero,” Vuelve a la ironía se tiembla frente al
juez, quien se supone debía defender la justicia, pero está del lado equivocado,
la crea. El desprecio se condensa en “otro” aquí usa para resaltarlo la
anadiplosis termina un verso e inicia el siguiente con la misma palabra” otro”. No son hombres,
son seres que ejercen el poder frente a los que sometieron “con espada o con
tintero” por las armas o por las letras. Tintero es una sinécdoque (la parte
por el todo) que señala al escribano o notario. El que escribe las leyes o el
decreto, o la sentencia para que el hombre en el agujero trabaje y les dé su
ganancia
La pluma. Instrumento de metal,
semejante al pico de la pluma de ave cortada para
escribir, que sirve para el mismo efecto colocado en un mango de madera, hueso
u otra materia.Definición del diccionario de la Real Academia Española
Ahora marca ese asedio
mediante una oración compuesta de oraciones
yuxtapuestas que comienza en “No más….” Y termina en “no era así” Son
diecinueve versos que marcan el trabajo del pueblo para riqueza de pocos.
¿Cómo
se hace ese trabajo? “y así a empellones…”no se respeta ni la dignidad del
trabajador, se lo degrada, se lo empuja.
“cavando
y cortando, //cosiendo, haciendo pan, sembrando trigo,// El uso reiterado del
gerundio marca la continuidad y ausencia de descanso. En la enumeración pasa
por todos los trabajos del pueblo, hombres, mujeres, niños sometidos por los
amos, por los objetos que se personifican para mandar: “cada clavo que pedía
madera”, siempre sin saber por qué. En condiciones inhumanas: “metiéndose en la
tierra como en un intestino” La comparación es más que elocuente y se define
por sí misma.
La
enumeración de tareas a través del gerundio, la continuidad de oraciones
yuxtapuestas que van sumando lo realizado muestra como debía ser el mundo “de
tal manera que parecería// todo esto el reino recién levantado,” Si hubiera
justicia y los hombres trabajaran para todos sería válida la comparación del
reino. Un lugar perfecto para la vida de los hombres. Suma a la comparación, “…uva
resplandeciente del racimo” la metáfora, desarrolla la belleza a través de la
uva, esfera, signo de perfección, la luz y el racimo. Con tanto trabajo su
reino sería más perfecto entre otros.
“Cuando
el hombre se decidió a ser feliz” Gozar
el don de la vida, honrarla con su trabajo y compartirla con sus pares.
Pero
la conclusión muestra la ironía “y no
era, no era así” La reiteración diluye la belleza del sueño de un mundo justo y
feliz.
Antes
el gerundio se aplicaba al pueblo en sus trabajos, ahora le toca a él: “Fui
descubriendo…”
La
injusticia se descubre, caen los velos y ve la realidad. Usa la enumeración
pero ahora no hay gerundios hay sustantivos adjetivados. No hay continuidad hay
perpetuidad: “la ley de la desdicha” Lo primero que nombra es la ley. Esta
debía ser el instrumento para imponer justicia, pero está viciada por la
codicia. Se vuelve lo contrario, en lugar de proteger encadena en la desdicha.
“el
trono de oro sangriento,” Ahora va al
poder presentado por la imagen del trono, lugar donde se sentaba el rey que lo
ejercía. Ese poder es de oro, se une a la riqueza, se logró por esta y se
mantiene con la sangre del pueblo.
“la
libertad celestina” el adjetivo es más fuerte que la significación del
sustantivo y la anula.
La libertad es derecho del hombre y razón para
el reino.
Pero
no hay libertad solo existe la
celestina, facilita la riqueza del poder con la sangre del pueblo. El personaje
de la tragicomedia, Celestina, facilitaba en encuentro amoroso clandestino, la
libertad se vende a la codicia.
“la
patria sin abrigo” Sin ley, sin gobierno honrado y sin libertad la patria queda
desamparada. Se la personifica para reforzar ese sentimiento. La imagen del
abrigo es clara cuando se ha trabajado antes el frío.
“El
corazón herido fatigado,” La patria
personificada tiene su corazón herido por la injusticia y la reiteración de
esta, a lo largo de los siglos, crean la fatiga. El tópico del corazón como
recipiente de los sentimientos va haciendo el poema más íntimo. Nos va comprometiendo
más.
“Y
un rumor de muertos sin lágrimas” ahora se explica la herida de la patria, sus
muertos son su pueblo que muere como vivió sin conocer la vida como regalo y
muere sin conocer la muerte, solo
renuncia. No hay lágrimas como no hubo alegrías.
“secos,
como piedras que caen.” Están secos porque nunca les dejaron vivir, Caen como
piedras porque no les dejaron ser hombres. La comparación piedras y no tierra
es mostrar la esterilidad de su pasaje por el mundo.
“Y
entonces dejé de ser niño //porque comprendí que a mi pueblo// no le
permitieron la vida// y le negaron la sepultura”
La
pérdida de la inocencia del niño que creyó en la ley, la libertad y la justicia
abre el camino al hombre que entiende el presente y pasado de su pueblo.
Este
no tuvo vida, identidad, ser, derechos. Tampoco tuvo muerte, fue como la piedra que cae al camino y
a las piedras no se les da sepultura.
Ahora
es el momento, en la comprensión de “quién soy” de buscar el cambio
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